El cliente accionista de Bankia

La colas de afectados por comprar preferentes y acciones de Bankia en las sucursales de las siete cajas (entre las que destacan Caja Madrid y Bancaja) que se están concentrando estos días en las oficinas de las asociaciones de consumidores van creciendo en la misma proporción que las acciones van perdiendo valor en Bolsa.

"Si no me devuelven el dinero mato". La advertencia de una afectada de Bankia al ministro Cristóbal Montoro ha dado la vuelta a España en todos los informativos de radio, televisión e internet. Pero es sólo un ejemplo de una realidad muy profunda que puede tardar poco en salir a la superficie. La colas de afectados por comprar preferentes y acciones de Bankia en las sucursales de las siete cajas (entre las que destacan Caja Madrid y Bancaja) que se están concentrando estos días en las oficinas de las asociaciones de consumidores van creciendo en la misma proporción que las acciones van perdiendo valor en Bolsa. Adicae está convocando a estos afectados para iniciar acciones legales de responsabilidad social por la forma en que la potente red del banco que presidía Rodrigo Rato realizó la colocación de estas acciones y participaciones preferentes.

Reunión de accionistas de Bankia en Adicae. Foto Guillermo Sanz

Si las expectativas se confirman, Bankia bien podría ser el primer banco español en dejar sitio en el consejo de administración a una asociación de accionistas minoritarios. Hay cerca de 400.000 accionistas que compraron "bankias" animados por el personal de su sucursal habitual. Muchos sabían lo que estaban adquiriendo, pero la inmensa mayoría, por lo que se puede apreciar, se fió de las buenas palabras del empleado de la caja. Muchos de los afectados que ahora se están organizando pensaron que los activos que suscribían tenían la misma seguridad que un depósito. En muchos casos, aquel depósito que fueron a renovar apenas un año atrás... Pero ese día, el oficial de la caja le propuso unas preferentes o unas acciones de Bankia que, por entonces tenía que salir a Bolsa, sí o sí, para salvar al sistema financiero español. Y lo consiguió.

Una salida a Bolsa que fue considerada como una hazaña

Toda una hazaña si tenemos en cuenta que unos meses después Loterías tuvo que tirar la toalla por falta de demanda y que los inversores institucionales apenas participaron en la colocación del banco de Rato. Todo el peso del plan de salvación de Bankia pasó por el ahorro popular, pues con la salida a Bolsa se rebajaron las necesidades de capital de primera calidad el 10% al 8% y se evitó tener que acudir al capital del Estado. Para este viaje no necesitábamos alforjas...

Ahora un año después, Bankia es un banco con mayoría de participación pública y su matriz lo es en su integridad. Los depósitos están seguros tras la entrada del Estado. Pero nadie habla del fiasco que ha hecho a muchos clientes que sin saberlo se han convertido en accionistas de Bankia. Algunos directamente, otros mediante el canje de las participaciones preferentes. Pendientes de separar el grano de la paja, quienes compraron con consciencia (que seguro se salieron del valor en las primeras pérdidas) de quienes se dejaron "seducir" por el poder de la red, Adicae estima que en las primeras reuniones de afectados conseguirá que se adhieran unos 10.000 clientes que ahora se han convertido en accionistas muy a su pesar.

El recuerdo de Fórum, Afinsa, Rumasa...

La combinación entre la venta de las preferentes (que según las últimas medidas del Gobierno, las entidades tendrán que ofrecer un canje en acciones) y de las acciones de Bankia puede suponer, si finalmente se dilucida cualquier tipo de abuso,  un perjuicio al ahorro popular mucho mayor que el supusieron Forum Filatélico, Afinsa, Gescartera o, recientemente, Nueva Rumasa. La existencia de responsabilidad civil tendrá que ser estudiada por los jueces.

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Es cierto que las acciones no son productos complejos, que para su venta no es necesario realizar un perfil de riesgo del inversor, como obliga la directiva europea Mifid. Pero esto no puede exonerar al regulador, la CNMV, ni al Estado, que ahora es el accionista mayoritario de Bankia, de cambiar y corregir un modelo que se ve, una y otra vez, hace aguas por todos los flancos.

También es cierto que la letra pequeña del folleto de la salida a Bolsa advertía de todos los riesgos que se corre al invertir en un valor de renta variable. Lo mismo advertía de la dificil situación del sector financiero español y de la posibilidad de no recuperar la inversión. Pero no es menos cierto que su presidente, Rodrigo Rato, coreado por toda la red de sucursales, prometió una rentabilidad del 7% en dividendos. En la tele, en las paradas de autobús, en la radio se vendió la excelencia de comprar acciones de Bankia: de convertirse en "BanKero". Con la ley de venta agresiva en la mano (que se aplica entre otras a las operaciones de multipropiedad), la colocación de Bankia no hubiese superado los estándares mínimos de "buen derecho".

Ahora los abogados de los afectados están desgranando toda esa documentación para armar una demanda judicial de unos accionistas que quieren volver a ser clientes. Pero esto, si se produce será con una sentencia que tardará años en salir. Mientras, a los que no vendan asumiendo las pérdidas, les queda la salida de sentarse en el consejo de administración y votar, en consecuencia, que no se paguen los cupones de las preferentes. Todo un contrasentido, ¿no les parece?

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