Dos familias, destrozadas por la violencia pandillera

Liliana tiene un doble calvario:un hijo en prisión y otro en el cementerio. Esta mujer, de origen dominicano, peleó desde[…]

Liliana tiene un doble calvario:un hijo en prisión y otro en el cementerio. Esta mujer, de origen dominicano, peleó desde que sus vástagos eran adolescentes para que se zafaran de la violencia callejera. Pero las bandas latinas le ganaron el pulso. El más pequeño, Isaac Natanael Balbuena Gómez, «Moren Black», rapero y miembro de los «Dominican don?t Play» (DDP), murió a tiros a los 17 años en la discoteca Boite Center, en los bajos de Azca. Aquel verano de agosto de 2009, Alexander del Villar Reinoso, alias «Velo Velo», era detenido por su participación en el crimen. Hasta seis años largos después, le descerrajaron dos disparos en un bar del Barrio Latino.

Uno y otro dejaron a un hijo de corta edad. En el caso de Balbuena, un pequeño de apenas unos meses, su pareja y una novia destrozada. Atrás dejaba también un pasado delictivo en el que, incluso, se le señaló como autor de una agresión a una chica, cuando él apenas tenía 13 años. Pero era inimputable.

Liliana se desvivió por enmendar a sus hijos. Incluso cambió Francos Rodríguez por Fuencarral para alejarlos de las bandas. Estuvo en la Mesa del Menor y la Familia del Ayuntamiento, matriculó a los chicos en los Salesianos, de donde los expulsaron.

«Los Hermanos Latinos»

Tiene otro hijo un año mayor que Isaac. Se llama Hipólito Antonio y, en 2012, cuando tenía 21, fue detenido por lilderar a los «Hermanos Latinos», una mafia acusada de asaltar a medio centenar de prostitutas y nueve casas de citas de Madrid en apenas mes y medio. «Tony Tokas», que es como se le conoce, cumple condena. El fiscal le pedía 16 años de prisión. En aquella operación policial, bautizada Fernanda, también arrestaron al segundo marido de Liliana y padrastro de Hipólito e Isaac, Ángel Luis García Bedía, que entonces contaba con 52 años y se le apodaba «El Viejo». A Balbuena le gustaban mucho las armas de fuego, como las Blow de 9 milímetros de calibre.

Cuando «Tony Tokas» cayó en manos de la Policía, hacía apenas unos meses que había quedado en libertad por liderar otra bandas, pues sus víctimas no le reconocieron. Entre sus fechorías anteriores se recuerda el asalto a punta de pistola con un compinche en un supermercado de la calle del General Yagüe, de donde huyó para meterse en el baño de un bar cercano. Pero se le cayó el dinero al suelo y fue detenido por la Policía Municipal.

La trayectoria delictiva del asesino de su hermano ha sido más corta, debido a que pasó encerrado desde los 17 a los 21 años en un centro de menores. Luego, quebrantó la libertad vigilada. Se paseaba con una pistola en el pantalón, por el barrio de Tetuán, donde los DDP le habían puesto precio a su vida. Sus amigos le advertían, pero él, ya con un crío de apenas año y medio, se envalentonaba. Se creía ungido por la protección divina.

Este julio, ya intentaron acribillarle a tiros en su barrio. Pero los pistoleros se confundieron a su víctima con «Velo Velo». Hace unos días, durante su anterior permiso penitenciario, fue tiroteado dos veces, aunque salvó la vida. El sábado, unos municipales detuvieron a un DDP, que les confesó: «Andamos buscando a ?Velo Velo? y su amigo, para matarlos para vengar a ?Moren Black?». Así fue. Al día siguiente, Alexander yacía cadáver en la acera de la calle de Topete. Sin embargo, ahora parece que la guerra entre bandas no está detrás de esta última muerte.

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