«Brexit y separatismo son religiones con las que no se puede debatir»

Nick Clegg defiende el proyecto europeo contra viento y marea. El exlíder liberal demócrata, de 50 años y casado con[…]

Nick Clegg defiende el proyecto europeo contra viento y marea. El exlíder liberal demócrata, de 50 años y casado con la vallisoletana Miriam González, fue viceprimer ministro con David Cameron entre 2010 y 2015. A la vista de las «mentiras» con que triunfó el Brexit, augura entre laboristas y conservadores una corriente para frenar la salida del Reino Unido de la UE.

Usted defiende que el Brexit se basó en falsas promesas. ¿Cómo impacta ya el Brexit en el Reino Unido?

Es evidente. La libra ha bajado entre 15 y 18%, lo que significa que las vacaciones de los ingleses en España son ahora más caras, igual que la fruta o el vino importado en los supermercados. La incertidumbre ha cortado la inversión. Los directivos de grandes compañías dicen que no van a invertir un euro más hasta que el futuro se aclare.

Theresa May dice estar dispuesta a pagar 45.000 millones de euros por la salida. ¿Cómo ve la negociación?

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Michel Barnier no busca una fecha, simplemente una decisión clara, formal, de que el Reino Unido va a pagar lo que tiene que pagar. Parece razonable: no puedes ir a un restaurante con 27 amigos, tomar vino y pedir lo más caro y después decir que no vas a tomar postre y te vas sin pagar lo anterior. Pero esta es la cuestión más sencilla. Las que no se han tocado aún, las futuras relaciones comerciales, son mucho más complicadas. Hay muy poco tiempo, máximo un año.

¿Habrá un nuevo referéndum para votar sobre el acuerdo final?

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Puede conseguirse, pero hay varias etapas antes. La primera es la más importante: ¿los diputados de Westminster van a tener el coraje para decir no al Gobierno? El acuerdo que negocian Barnier y Davis no va a incluir ninguna de las promesas de Johnson, Gove, Farage... ¿Van a aceptar que el referéndum se ganó con mentiras y que el acuerdo no va a llevar lo prometido?

¿Los británicos van a despertar de ese sueño, esa ilusión que se les había vendido?

La votación fue en junio de 2016. Meses después desde que el Gobierno envió la famosa carta para activar el artículo 50, todavía no sabemos cuál sería el acuerdo entre ambos lados, las relaciones comerciales entre Reino Unido y la UE. Lo único que sabemos es que las promesas de la campaña del referéndum no se van a cumplir. Por eso es tan importante que el Parlamento juegue el papel de un parlamento.

Otra cuestión clave es la frontera con Irlanda. Si se deja abierta, la UE no era tan negativa, ¿no?

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Hay mucha hipocresía en los «brexiters», pero en este punto es más espectacular. Invitaron a votar Brexit para controlar las fronteras, pero se crea una que antes no existía en Irlanda y ahora dicen que no quieren controlarla. La capacidad de mentir es tan creativa que dicen a la vez que es posible tener frontera y no tenerla. Es absurdo. Un niño de tres años no diría tal tontería.

¿Cómo va a afectar el Brexit al mapa de partidos en el Reino Unido? ¿Crecerán de nuevo los liberales?

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Espero que sí. Pero no habrá un gran cambio de composición de aquí a un año, cuando los diputados voten el acuerdo. Entonces será más importante lo que ocurra en los partidos conservador y laborista. Los laboristas no quieren el Brexit conservador, que es excepcionalmente duro. Vamos a ver un movimiento cada vez más anti Brexit en los laboristas. En los conservadores hay un pequeño grupo de diputados muy valientes -porque la presión de los locos en los tabloides pro Brexit es muy intensa-, que ven cada día más claro que lo que ocurre no se corresponde con las promesas. En los próximos meses veremos una coalición informal de diputados en los partidos principales para limitar o parar el Brexit.

¿Se puede llegar a parar el Brexit?

Cada semana que pasa es más posible, porque los votantes ven que la incompetencia de este gobierno es una vergüenza nacional e internacional. Siempre es posible revertirlo, hasta el último momento, en marzo de 2019.

-¿Qué errores cometieron los defensores del «Remain»?

La falta de convicción. Cameron dijo que no le gustaba mucho la UE, pero que votaran por ella. Claro, la gente dijo «no, gracias». Fue un milagro que tanta gente votara quedarse, el 48%. Con perspectiva, hay un punto optimista en que el 70% de los jóvenes votaron quedarse. No conozco otra democracia que haya tomado una decisión tan radical sobre el futuro contra lo que quiere la generación del futuro.

El expresidente catalán Carles Puigdemont proponía una Cataluña independiente sin salir de la UE. Ahora reniega de ella. ¿En qué se parecen el Brexit y el separatismo catalán?

Son diferentes, pero se parecen en que son como religiones. Los «brexiters» dicen que la vida será perfecta al salir de la UE. Los separatistas en Cataluña, Escocia o Flandes, que cuando sean libres, todo estará bien. Con ideologías tan rígidas, es casi imposible una discusión normal. Aunque les presentes pruebas de que lo que prometen no es verdad, dicen que no importa, que una vez que tengamos libertad, la vida será perfecta, habrá sol cada día, ningún tráfico, todo el mundo estará alegre, amor universal? Si estás convencido de que todo puede ser arreglado por un acto de ruptura, es muy difícil tener un debate racional.

Europa se ve ahora cercada por numerosos desafíos. ¿Goza de buena salud?

Europa es un viaje, depende de tu perspectiva. Hace dos semanas todo el mundo decía que Europa es muy fuerte. Ahora, como hay problemas en Berlín, todo está en crisis... Tenemos que tener perspectiva: lo que hemos conseguido en este continente es extraordiario: tenemos paz, capacidad de viajar de un país a otro con libertad, un mercado único que es único en el mundo, una vida cultural, de idiomas, historia, ciencia..., casi sin paralelo en el mundo. Somos un continente antiguo y complicado, hay presiones demográficas, problemas de competencia con las nuevas economías asiáticas y de otros sitios, pero debemos ser positivos. Cuando estaba en el Gobierno, había funcionarios que decían cada día que el euro iba a colapsar la semana siguiente. Yo respondía que no era verdad. Hay que sobrevivir a estos problemas y crisis con paciencia. Europa esta creciendo tras años muy oscuros, y eso es increíble. Con todas las presiones políticas y sociales, conseguimos introducir reformas estructurales muy difíciles y ahora crecemos otra vez. Yo sigo convencido de que la casa que estamos construyendo juntos es extraordinaria.

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