Brasil el siguiente en caer

Hemos podido comprobar en los últimos días, lo que ya viene siendo una tónica habitual durante todo el 2015 dentro de los emergentes, 

Hemos podido comprobar en los últimos días, lo que ya viene siendo una tónica habitual durante todo el 2015 dentro de los emergentes, pero esta vez ha sido una incertidumbre mucho más pronunciada y profunda, ya que el cúmulo de factores y focos de incertidumbres eran innumerables. Cuando los cimientos de la economía global se tambalean, los que más sufren son los últimos en llegar y en este caso son las economías antes mencionadas.
El caso de Brasil es el más llamativo y desastroso. Después de su gran crecimiento que ha llevado a liderar las subidas y crecimientos de los países de la zona latinoamericana antaño, hacen que su actual caída sea mucho más escandalosa.

En el aspecto social los temas políticos relacionados con la corrupción y un plan de gobierno que no ha servido para integrar a la clase social media en un consumo interno sostenible, ha provocado todo lo contrario, una extrapolación mucho mayor entre la clase alta y baja.

Esto ha llevado a deprimir un consumo que se veía lastrado por un incremento brutal de la inflación y que se ha visto sostenido por un apoyo hiperinflacionista en las medidas que ha tomado el Gobierno brasileño.

El objetivo del mismo era intentar frenar vía subida tipos de interés la caída espectacular que estaba experimentando el real brasileño -y que continúa en la senda bajista- acumulando una caída de hasta el 40% durante lo que va de año.

Pero el efecto ocasionado por este tipo de medidas ha sido el contrario, después de siete subidas consecutivas de tipos, el banco central de Brasil, ha echado el freno viendo que dicho incremento estaba provocando una subida en los precios, lo que ahogaba y ahoga un crecimiento del consumo, lo suficientemente lastrado como para incrementar dicha presión sobre el ciudadano brasileño.

Brasil ya es el foco de atención y centra las incertidumbres y los miedos, ocasionando que los inversores y analistas desconfíen cada vez más de ella, acumulando bajadas de recomendación y considerando sus deuda como tóxica.

Esto no ha hecho nada más que empezar y Brasil, puede ocasionar unos daños que aún no son cuantificables.

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