Andalucía

Por situación geográfica, clima, riquezas naturales, en el suelo y subsuelo, Andalucía está predestinada a interpretar un papel importante desde[…]

Por situación geográfica, clima, riquezas naturales, en el suelo y subsuelo, Andalucía está predestinada a interpretar un papel importante desde los albores de la historia, como apunta el reino de Tartesos y atestiguan hechos como que de allí salieran las carabelas que descubrieron América. Entonces, cabe preguntarse, ¿Cómo es posible que se encuentre entre las regiones menos desarrolladas de la UE, pese a haber recibido cien mil millones de euros en ayudas, que su paro supere en diez puntos a la media española, que su tasa de abandono escolar sea del 23% y que, en torno a Gibraltar, campeen los narcos como por su casa? Lo más fácil es echar la culpa a sus gentes. Pero también lo más erróneo. Porque el andaluz, cuando sale de su tierra, despliega un afán de trabajo y un espíritu empresarial que compite con el primero. El mejor ejemplo lo tenemos en la otra punta de la península, en la industriosa Cataluña, donde los andaluces han montado empresas no ya destacadas, sino punteras en su ramo, como Planeta o CIRSA, que compiten en el mercado mundial de la edición y el juego, por no hablar de las artes y las letras, donde descuellan.

Lo mismo ocurre con los profesionales, que se convierten en figuras nada más dejar atrás Despeñaperros, a base de tesón, disciplina y talento. No, no es la gente lo que falla en Andalucia, y el chiste «Niño, ¿en que trabaja tu padre? En el paro», solo tiene validez entre Ayamonte y el Cabo de Gata. Tiene que ser otra cosa y, si el chiste la apunta, los ERE lo confirman. Lo que impide a Andalucía desarrollar su potencial es su estructura económica y su dirección política, que lo frenan. Lo confirma la defensa que sus dos últimos presidentes esgrimen para evitar la condena. Tanto Chaves como Griñán alegan no saber nada del desvío de fondos a personas y actividades distintas a las ordenadas, así como no haberse beneficiado personalmente de ellos. ¡Claro que se beneficiaron, al permitirles mantenerse en el poder, con todos los privilegios que trae consigo! Por no hablar del hecho inaudito de reconocer haber firmado decretos sin siquiera leerlos. ¿No es eso dejación de funciones o algo peor? Con lo que nos aproximamos a la solución del misterio andaluz: lo que falla en Andalucía no es el pueblo, sino sus dirigentes. O, mejor, su sistema, que sigue siendo el de hace no ya décadas, sino siglos. Andalucía es todavía un inmenso cortijo donde dueños y capataces distribuyen los jornales a su antojo.

Con los partidos políticos sustituyendo a los terratenientes de antaño. Con el partido, mejor dicho, pues ha gobernado sólo uno, el PSOE, con el que «se trabaja en el paro», como decía el niño. Es lo que explica que queriendo la mayoría un cambio, vote al de siempre. Cambiar para no cambiar. El 2 de diciembre tendrán ocasión de decidir si continúan con su lampedusismo refinado o entran en el siglo XXI.

Publicidad

Más información

En portada
Crediahora: Cuando la rapidez se encuentra con la seguridad que exige la ley

En la vida surgen imprevistos que requieren una solución financiera inmediata. Desde una avería inesperada hasta una oportunidad que no puede esperar, la necesidad de acceder a préstamos con rapidez es una realidad para miles de españoles. Sin embargo, la urgencia no debe ser sinónimo de riesgo. Las opiniones de muchos consumidores alertan sobre ofertas que prometen dinero al instante sin las debidas garantías, generando una experiencia de incertidumbre y desprotección

Publicidad
Noticias de