«Hay compañías que han terminado en bancarrota porque su modelo de negocio no era sostenible»

¿Cómo puede nuestro dinero contribuir al progreso positivo? Es la pregunta que cada vez más se están haciendo los inversores, afirma este experto en inversión socialmente responsable

Como CIO de Mirova, la filial de inversiones responsables de Natixis IM, Jens Peers es muy consciente de la responsabilidad que tiene al asignar el capital de un fondo. «Los inversores tienen un papel que jugar en el futuro de la sociedad», defiende en esta entrevista, en la que destaca la importancia de la inversión socialmente responsable y su influencia en la vida real.

¿Cómo ha evolucionado la inversión socialmente responsable (ISR)?

Históricamente la inversión socialmente responsable se basaba en la exclusión de valores siguiendo un determinado criterio. Sigue siendo un elemento importante. Los inversores quieren saber que no van a sacar beneficio de algo negativo. Dicho lo cual, vemos una evolución hacia el interés por cómo se invierte más que por lo que en no se invierte. ¿Cómo puede nuestro dinero contribuir al progreso positivo? Esa es la pregunta ahora. Hay cada vez más evidencia que demuestra que el mundo está pasando por importantes transformaciones: en la demografía, en el medio ambiente, así como en la ética. Pero también muestras de que aplicar criterios socialmente responsables conduce a mejores retornos. 

¿Cómo puede la inversión responsable impactar el mundo? 

Pues por ejemplo, en la transición energética. Uno puede invertir en granjas eólicas, con lo que se reduce la dependencia del mundo de las energías fósiles. O en soluciones para la educación y la salud, pensando en la tendencia hacia la obesidad. Con criterios ISR se identifican los problemas a largo plazo, y también las posibles soluciones. Si preocupa el cambio climático, querrá invertir en energías renovables y eficientes; si preocupa la salud, en deportes o alimentos saludables. E invertir con conciencia no significa sacrificar una cartera diversificada. Hay retos en el terreno del medioambiente, social y de gobierno que afectan a nivel mundial y compañías en todos los sectores que están trabajando para hacer frente a ellos. Y sirve también para la gestión del riesgo. Con el tiempo ciertas compañías han terminado en bancarrota o cerca de ella porque su comportamiento no era sostenible. Volkswagen es un buen ejemplo. O Lehman Brothers con la crisis financiera, o Tokio Electric Power con Fukushima, o BP con el derrame en el Golfo de México. Son muestras perfectas de empresas con malas prácticas de medioambiente, sociales y de buen gobierno que lo han hecho mal en el mercado.

¿Cómo se integran los criterios ISR en el proceso de inversión?

No tenemos una división entre estrategias socialmente responsables y otras que no. No creo en ello. Todos nuestros gestores y analistas son férreos convencidos de que pueden generar los mejores retornos ajustados al riesgo con un enfoque ISR.

¿Es importante ser un inversor activo con las empresas para aplicar correctamente una visión ISR?

Tiene que serlo, sí. Para nosotros, al menos, es muy importante. Se olvida que ser inversor supone que las compañías trabajan para ti; porque un porcentaje de su capital le pertenece. Eso significa que como inversor puede dictar cómo las empresas usan su dinero. Es una de las grandes responsabilidades que tenemos. Larry Fink, el CEO de BlackRock, recientemente afirmó en una carta que las compañías iban a tener que demostrar cuál es su papel en la sociedad. Ya no se trata solo de maximizar las rentabilidades si estas vienen asociadas a un coste para la población. Es lo que en Mirova llevamos haciendo tiempo. Es nuestro ADN. En esa relación activa con las empresas en las que invertimos también podemos mejorar su perfil a largo plazo. Si no son transparentes con su comportamiento, puede suponer un riesgo en el futuro. Tener esa conversación con ellos es un buen punto de partida. Por ejemplo, si no dan oportunidades a mujeres, con el tiempo eso significará que no tendrá capacidad para captar a las mejores de su sector. Eso es un riesgo para su crecimiento a largo plazo.

¿Qué le pide a compañías en términos de igualdad? 

Están primero los temas clave, como una representación mínima de mujeres en el consejo de administración, así como en los puestos de dirección, pero también hay que analizar caso por caso. En países donde la integración de las mujeres en la educación lleva tiempo instaurado exigiremos más a las compañías en comparación con países en los que la incorporación de la mujer al mundo laboral es más reciente. Hay que ser conscientes de la situación de la región en la que opera cada empresa, pero hay líneas rojas que no cruzaremos. El acoso sexual en el ámbito laboral es una de ellas. En un tema muy candente ahora. Queremos saber cómo las compañías están luchando para prevenirlo y, si se dan casos, cuáles son las acciones que se emprenden. Si no tienen una política clara en marcha es un coste de oportunidad, menos mujeres querrán trabajar allí, pero también un riesgo para el inversor, porque aumenta las probabilidades de que ocurra, y eso puede suponer el pago de multas, así como el despido de trabajadores, etc. Es un trabajo más minucioso de lo que la gente cree. No se trata solo de marcar casillas.

¿Están receptivas a adaptarse a criterios más socialmente responsables?

Hay elementos culturales propios de cada país que influyen significativamente. En Estados Unidos muchas empresas son reacias a compartir información no relacionada con su estado financiero por temor a litigios. Pero eso está cambiando y, curiosamente, el ambiente político es uno de los grandes motivos. Hay más presión por parte del consumidor final para que las compañías sean abiertas con su postura. Cuando Trump intentó sacar a EE.UU. del acuerdo de París para combatir el cambio climático muchas más empresas americanas comenzaron a comunicar las acciones que emprendían en materia medioambiental. Hay progreso positivo. Pedimos a las compañías más transparencia en la información, pero también somos capaces de explicarles por qué es importante.

¿Cómo de socialmente responsable es Mirova como compañía?

No somos perfectos, claro, pero analizando los trabajadores de la gestora tenemos a gente de 15 nacionalidades distintas y un 52 por ciento son mujeres. La diversidad nos importa. Absolutamente todos nuestros fondos son socialmente responsables. Nos acabamos de mudar de oficina en Boston a uno de los edificios más «verdes» y eficientes de la ciudad; en París, similar. Tenemos espacios y horarios flexibles, para fomentar las relaciones entre empleados y facilitar la conciliación de la vida privada con la laboral. Nuestro mayor impacto viene del lado social, por lo que frecuentemente sondeamos el nivel de felicidad en la gestora e intentamos solucionar temas como la brecha salarial. Así que, sí, nos gusta pensar que seríamos capaces de cumplir con los requisitos que pedimos a las propias compañías.

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