Un sacrificio por una buena jubilación

Todos los estudios lo resaltan, año tras año, y curiosamente por estas fechas: en España, ahorramos muy poco para la[…]

Todos los estudios lo resaltan, año tras año, y curiosamente por estas fechas: en España, ahorramos muy poco para la jubilación. Tenemos la percepción de que nuestro poder adquisitivo se reducirá notablemente cuando abandonemos el mercado laboral, pero confiamos en exceso en que el Estado nos facilite una pensión suficiente. Conclusión: que apenas ahorramos 760 euros de media anuales en planes de pensiones, según datos de la Agencia Tributaria, una cuantía que choca con los más de 2.000 euros de ahorro anual de suecos y noruegos. En el norte de Europa, (Gran Bretaña, Alemania, Países Bajos y Suecia) entre la mitad y dos terceras partes de los ciudadanos han empezado a ahorrar para preparar financieramente su jubilación. En España, un 65% afirma no haberlo hecho todavía, según una encuesta elaborada por Caser.

Está claro que necesitamos ponernos las pilas y buscar alguna solución innovadora que nos permita afrontar con mayor empeño una decisión que no debemos aplazar: hay que ahorrar para la jubilación. Reformar el sistema público de pensiones y dotar más incentivos fiscales a los productos de ahorro privado son algunas de las fórmulas que reiteradamente generan debate entre la sociedad. Pero no son suficientes. Desde ESADE, sí que proponen una pócima revolucionaria y que, de ser admitida desde las altas instancias, seguramente generaría ampollas entre buena parte de la población: La inversión obligatoria de parte del sueldo en instrumentos de previsión para la jubilación. Esta es una de las recomendaciones del estudio "La previsión y el ahorro ante el envejecimiento de la población", elaborado por ESADE, y que mereció el IV Premio de la Fundación Edad&Vida.

Es muy probable que a muchos les sentara muy mal que obligatoriamente les quitaran cada mes 100 euros de su nómina y los destinaran a un hipotético plan de ahorro privado para su jubilación. Pronto saltarían las dudas básicas de todo inversor: "¿Estará seguro mi dinero?, ¿Quién lo gestiona?, ¿En qué invierte?, ¿Lo recuperaré de verdad cuando me jubile?" Sin duda, la propuesta es difícil de encauzar sin chocar con una opinión pública muy desconfiada de la gestión de los productos de ahorro para el largo plazo. Pero no está de más la reflexión. Está claro que sólo con un sacrificio como el propuesto sería más fácil llegar a la jubilación con un buen colchón de ahorro.

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