La patronal de Tarragona alerta de índices de paro semejantes al sur español
La patronal Confederación Empresarial de la provincia de Tarragona (Cepta) ha alertado hoy de los índices de paro semejantes a[…]
La patronal Confederación Empresarial de la provincia de Tarragona (Cepta) ha alertado hoy de los índices de paro semejantes a los del sur de España y han reivindicado el proyecto turístico de BCN World como motor de empleo.
El jefe del gabinete de estudios de la patronal tarraconense, Jun Gallardo, ha advertido que los índices de paro de la provincia son "más propios del sur de España y con una situación que persiste desde el 2013".
Tarragona es la provincia catalana con más paro, menor generación de empleo y más destrucción de puestos de trabajo, según un estudio elaborado por la patronal el último trimestre del año pasado.
Ni el sector primario ni el secundario podrán reactivar el mercado de trabajo y el terciario ya supone el 70 % de la población empleada, por lo que se precisa un revulsivo como BCN World para remontar la situación, según Gallardo.
El presidente de la Cepta, Josep Antoni Belmonte, no ha ocultado su descontento con la parálisis de proyecto turístico de hoteles, casinos y compras de BCN World, sujeto al nuevo escenario político catalán en el que la CUP y ERC rechazan la propuesta.
Belmonte reclama a la Generalitat que "se mueva" para evitar que los inversores "pierdan la paciencia" y decidan trasladarse a otros sitios.
Una inversión como BCN World, ha apostillado Gallardo, también supondría un balón de oxígeno para la construcción, que ha pasado de los 70.000 puestos de trabajo en 2007 a 23.000 a fecha del estudio.
"A esta gente se le debe dar una salida y la más inmediata, guste más o menos, sigue siendo la construcción", afirma el jefe del gabinete de estudios económicos de la patronal.
El estudio también señala que la provincia es muy dependiente de grandes empresas, lo que penaliza la creación de empleo tal como demuestra el bajo número de autónomos.
En este sentido, el sector industrial se contrae y preocupa especialmente el comportamiento de la industria química, sujeta a dinámicas internacionales más competitivas, en el que el alto precio de la energía española es todo un lastre y sin capacidad de decisión.
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