Un libro relata veinte años de "alcaldía incomparable" de Gabino de Lorenzo
Una alcaldía "incomparable" de más veinte años, la del popular Gabino de Lorenzo en Oviedo, se relata en forma de[…]
Una alcaldía "incomparable" de más veinte años, la del popular Gabino de Lorenzo en Oviedo, se relata en forma de crónica cargada de humor en el libro de los periodistas David Remartínez y Gonzalo Díaz Rubín, que recoge la trayectoria del que llegó a ser el regidor más votado de una capital española.
"El gabinismo contado a nuestros hijos. Crónica de una alcaldía incomparable" (Ediciones Trea) surgió como un blog al que los autores fueron incorporando capítulos sobre la gestión realizada entre 1991 y 2012 por un alcalde peculiar y hoy retirado de la vida política, previo paso por la Delegación del Gobierno en Asturias.
El volumen, presentado hoy en el Teatro Filarmónica, utiliza, según sus autores, el tono de sátira necesario para acercarse a un personaje "simpático y campechano" que gastó "a manos llenas" en la década de los años noventa y que, pese a las polémicas, no acabó en los tribunales "que archivaban todo lo que se denunciaba".
"Fue un populista de los tiempos de bonanza, un Jesús Gil evolucionado", ha afirmado Remartínez tras advertir de que también en otras ciudades se promovió desde los ayuntamientos "una economía cutre y caciquil" en una sociedad "que poniendo a parir a los políticos en el bar se siente salvada".
De Lorenzo, de 75 años e ingeniero de profesión, llegó a la política tras presidir una peña flamenca y la Federación de Boxeo del Principado y, tras desalojar al PSOE del poder, inició un mandato marcado por una profunda transformación de la ciudad salpicada de sucesivos escándalos en torno a su gestión.
Privatizador de servicios como el agua, la limpieza, la recogida de basuras, el cementerio o la recaudación de impuestos, De Lorenzo llenó de estatuas, farolas isabelinas y centros sociales las calles de una ciudad sometida a una peatonalización de su centro urbano puesta como ejemplo para toda España por los líderes de su partido.
Al margen de las polémicas políticas derivadas de estas medidas, el volumen recoge, en tono jocoso, otras llamativas iniciativas del entonces alcalde como anunciar una playa fluvial en Oviedo o aportar 60.000 euros públicos al Real Oviedo para costear el fichaje del futbolista croata Roberto Prosinecki, procedente del Real Madrid.
Su afición por los animales, recuerdan, le llevó a criar ejemplares de cocker spaniel, perros que regalaba con generosidad en los múltiples eventos organizados por su ayuntamiento que contaron como espacio propio con la rehabilitada plaza del pescado -"el fartódromo", en expresión popular- en pleno casco histórico.
Además de perros, De Lorenzo constituyó la yeguada "Picos de Europa" para la cría de caballos, una actividad que puso en marcha de forma simultánea a la construcción de un centro ecuestre público, El Asturcón -hoy clausurado-, presupuestada en unos 2,4 millones de euros y por la que el Ayuntamiento acabó pagando 24 millones.
Tampoco fue ajeno a su gestión otro emblema de la ciudad como el Real Oviedo, dirigido por un empresario que amagó con concurrir como candidato por el PSOE, y aprovechó su delicada situación económica para proclamar su muerte y su refundación en torno a otro club.
La maniobra no cuajó por la resistencia de la afición que años antes había visto como un alcalde que repetía mayorías absolutas derruía el viejo Carlos Tartiere para que Santiago Calatrava construyese un inmenso Palacio de Congresos a cambio de levantar un nuevo estadio más alejado del centro de la ciudad.
Y todo ello, rememoran, aderezado con deficitarios conciertos de Michael Jackson o de U2 y de una velada boxística retransmitida en directivo por televisión para toda España en la que el actor estadounidense Mickey Rourke hizo guantes con un desconocido púgil canadiense para acabar insultando al público y prolongar la pelea junto a Poli Díaz, Grace Jones y Samantha Fox en una discoteca.
La vis cómica que De Lorenzo lucía desde su juventud le permitió ejercer de monologuista en sus campañas, vestirse de chulapo para presentar la temporada de zarzuela o programar una actuación de campaña -finalmente suspendida- junto a su amigo Arturo Fernández, el actor al que Oviedo hizo hijo adoptivo y levantó una estatua.
En unos 70 millones de euros cifra ahora el gobierno tripartito de Oviedo (PSOE, Somos e IU) los "pufos" de esas dos décadas de "gabinismo", la etapa de un alcalde que admitió haber empleado como modelo de gestión "el TPL, tira p'alante que libras" y que proclamó en un pleno: "La ciudad ya está hecha, ahora solo hay que pagarla".
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