Nueva Rumasa: las mentiras suman y siguen

"De ser poco menos que unos mimados, hemos pasado a ser como unos delincuentes peligrosos..." Así definía José María Ruiz-Mateos[…]

"De ser poco menos que unos mimados, hemos pasado a ser como unos delincuentes peligrosos..." Así definía José María Ruiz-Mateos su relación con Santander en una de sus numerosas cartas enviadas a Emilio Botín, presidente de la entidad. Desde luego, el máximo responsable de Nueva Rumasa pretendía hacer una hipérbole al uso con sus palabras, ejemplo de su buena pluma. Pero la historia del conglomerado va poniendo las cosas en su sitio y, a juzgar por sus numerosas actuaciones irregulares, el "holding" ya carga a sus espaldas con varias prácticas que les pueden definir como presuntos estafadores. Falsificación de avales bancarios, denuncias por blanqueo de capitales, publicidad engañosa... La lista de mentiras bien puede completarse con las últimas declaraciones hechas por algunos de los miembros de la familia ante la prensa. En su última convocatoria soltaron perlas como que "ninguna empresa emisora de pagarés entraría en concurso" (mentira, Carcesa ya lo ha hecho). 

Ya lo decíamos desde que comenzaron las emisiones de pagarés del grupo: la transparencia del grupo es escasa. La credibilidad, sin embargo, es nula. Para desgracia de los pequeños inversores, las cosas pintan mal: las posibilidades de recuperar su capital son prácticamente inexistentes. Dhul y Clesa, que distribuyeron participaciones de capital entre los pequeños ahorradores, están ya en concurso de acreedores, al igual que Carcesa, emisora de la tercera ronda de pagarés. La Ley Concursal permite, de facto, dejar de pagar los intereses y el capital.

El Estado ya ha salido en ayuda de los empleados de las empresas de Nueva Rumasa, activando la ayuda del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial). Pero es más que probable que no lo haga para garantizar la recuperación del capital de los más de 5.000 pequeños inversores que confiaron parte de sus ahorros al grupo.

Queda claro que la simpatía y la buena fe (léase esto último con sentido doble) no basta para gestionar una gran empresa. Y, como muestra, un botón: dos de los propios hijos de Ruiz-Mateos, muy educados, amables y serios, no supieron definir a la prensa a qué se dedica Nueva Rumasa, cuál es su actividad principal, al admitir que había entrado en preconcurso de acreedores. 

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