¿Nos la están volviendo a colar con la deuda subordinada?

Lo hicieron con muchos estructurados y, ahora, parece que le toca a los productos de deuda subordinada. Bancos, cajas y[…]

Lo hicieron con muchos estructurados y, ahora, parece que le toca a los productos de deuda subordinada. Bancos, cajas y empresas se esfuerzan en presentarnos las bondades de participaciones preferentes o títulos de deuda subordinada. Solamente entre Santander, BBVA y Bankinter han emitido en la primera semana de enero casi 5.000 millones de euros en deuda. "Apenas se colocan en tres horas", destacan algunos emisores; "el lanzamiento ha sido todo un éxito", comentan otros; "producto agotado", es lo último que falta por ver.

La escasa rentabilidad -por no decir, nula, cuando las comisiones se "comen" los intereses en muchos productos- de la mayor parte de los productos de ahorro empuja al inversor a buscar algo nuevo, que le ofrezca alta rentabilidad. No se deje impresionar por los porcentajes. Los productos como la deuda subordinada no son fácilmente liquidables, están pensados para el largo plazo y, si hay algún problema, el cliente es, al final, el último de la fila para poder cobrar.

No se trata de rechazar estos productos porque sí, sino de analizar las ventajas e inconvenientes de una inversión como ésta. La crisis ha dejado una buena lección: el "todo vale" ya no es posible. Exija a su entidad una información meridianamente clara. Evite que estos productos se conviertan en los estructurados de 2010.

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