El olivar tradicional se abre a los ojos del turista para ver nacer al aceite

A primera hora de la mañana de cualquier día un grupo de personas accede a la entrada principal de 'Basilippo',[…]

A primera hora de la mañana de cualquier día un grupo de personas accede a la entrada principal de 'Basilippo', una finca en la que van a conocer como nace el aceite de oliva virgen desde que se coge la aceituna, una experiencia que gana seguidores cada día en los pueblos olivareros.

Se trata de un trabajo que hace una empresa familiar en esta explotación agrícola de la localidad sevillana de El Viso del Alcor, que en plena temporada alta del verdeo no para de recibir gente, ya sea en pequeños grupos, parejas o bien de forma individual, hasta el punto de que en el 2015 recibieron a unas 11.000 personas, como explica a Efe Isaac Martín, responsable de visitas de la finca.

Es una de las opciones incluidas en el 'Catálogo de paquetes turísticos Singular Bussines de la provincia de Sevilla, editado por la Diputación, en el que el olivar tiene un peso específico, "sobre todo porque hay gente que va a Sevilla capital para estar dos o tres días, y quiere conocer las opciones que les da la provincia, y ahí nosotros jugamos un importante papel", indica Martín.

El paquete diseñado incluye la recogida en el hotel de Sevilla, visita al olivar y a la localidad de Carmona, llegada a Osuna, nuevo olivar y conocer en vivo las técnicas de recolección y cultivo del aceite de oliva virgen extra de categoría superior.

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En la finca de El Viso del Alcor llevan ya catorce años en una actividad "en la que casi se puede decir que fuimos pioneros, en la que el visitante se lleva una visión global de los factores que influyen en la calidad del aceite virgen extra, conociendo el producto desde el mismo árbol hasta la mesa", señala Martín, que concreta que "se trata de que el viajero, en ocasiones, dé sus primeros pasos en torno a este producto, que para muchos es un gran desconocido".

Y es que, aunque se piense que el aceite de oliva virgen es un producto conocido por todo el mundo, no es así, por lo que no es de extrañar que la mayor cantidad de las visitas a la finca se la lleven estadounidenses, canadienses y australianos, con una cifra que llega al 90 por ciento para señalar a las personas no españolas que acuden a la visita.

Unas visitas que "tienen un perfil educativo y cultural muy alto, sin olvidar el aspecto gastronómico, pero en su conjunto son visitas muy didácticas y pedagógicas", con algunos retos que se plantean en el día a día, como "explicar a alguien de Singapur toda la complejidad de un buen aceite virgen extra".

El recorrido empieza en el campo, donde cuenta con 6.000 árboles de la clase 'arbequina', un pequeño pago de olivar de 'manzanilla' y 1.000 árboles, todavía en su primer año, de la variedad picual, y terminan en una mesa donde se cata el aceite y un buen vino de la tierra, entrando el producto por los cinco sentidos del visitante.

Todo ello durante algo menos de hora y media, rematada en una sala de interpretación donde los visitantes pueden conocer la historia de la labor de una almazara a través de la exposición de enseres y maquinaria tradicional, audiovisuales y murales explicativos, una visita al molino, a la bodega climatizada y a la planta de envasado conociendo como se moltura, se conserva y se comercializa su aceite.

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