El ladrillo recupera pulso en Bailén en una nueva batalla contra el paro
El sector del ladrillo ha recuperado parte de su pulso aunque sin llegar a alcanzar el potente latido y el[…]
El sector del ladrillo ha recuperado parte de su pulso aunque sin llegar a alcanzar el potente latido y el peso que tuvo en los años del bum de la construcción en Bailén (Jaén), una ciudad referencia en el sector de la cerámica español que quiere librar, pese a todo, una nueva batalla contra la alta tasa de paro.
Las fuentes consultadas por Efe coinciden en señalar que la reactivación del sector del ladrillo en Bailén es una realidad desde hace algo más de un año como consecuencia de la incipiente recuperación del sector de la construcción en España.
El alcalde de Bailén, Luis Mariano Camacho, admite que "poco a poco se va reactivando el sector del ladrillo", pero tiene claro que la situación de "elevado paro sangrante" que sufre su municipio, de casi 18.000 habitantes, "sigue estando ahí, igual que antes", con la sustancial diferencia que ahora las industrias se han automatizado y emplean a menos personal.
Esta circunstancia y la dureza de los efectos de la crisis económica han motivado que del casi medio centenar de cerámicas existentes a principios de este siglo en Bailén se hayan reducido a once en los últimos años.
Del más del millar de trabajadores directos, y otros tantos indirectos que empleaban estos centros productivos, se ha pasado a unos doscientos empleados actuales, según remarca el alcalde, que cifra la tasa de paro actual en más del 20 % (años atrás era muy superior), en un municipio en el que hace años el desempleo era prácticamente inapreciable.
De ahí que el regidor bailenense, cuya población comparte el liderazgo productor de ladrillos junto con la comarca toledana de La Sagra y el municipio alicantino de Agost, reivindica a las administraciones "un plan específico de empleo y soluciones laborales duraderas en el tiempo".
También aboga por la diversificación en sectores como el turismo, la alfarería y el oleoturismo para no depender en exclusiva del ladrillo.
Por su parte, el presidente de la Asociación Provincial de Ceramistas y responsable de Cerámica La Andaluza, Lorenzo García, reconoce que hace en torno a un año y medio se ha producido "un punto de inflexión" en este sector, que presenta ahora "un escenario en cierto modo mejor".
Ahora, las empresas trabajen en términos generales unos siete u ocho meses al año, dato que siempre está supeditado a la demanda, precisa García.
Argumenta esta mejoría en las 600.000 toneladas de ladrillos que se producen ahora en Bailén al año, muy lejos aún de los tres millones de toneladas de los años de la gran bonanza en la construcción, y mejor, no obstante, que de las 150.000/200.000 de los años 2012 y 2013.
Lorenzo García destaca las inversiones realizadas para automatizar las empresas con el fin de ganar en competitividad, con lo que merma de empleo, y destaca que el reto ahora pasa por conseguir una mayor rentabilidad, recuperar cuota de mercado y comunicar mejor a la construcción en general las novedades de los sistemas y materiales cerámicos.
Además, subraya que el ladrillo ha entrado en competencia con otros sistemas y materiales de construcción, sobre todo con el tabique de placas de yeso laminado, que le ha ganado terreno al ladrillo, principalmente en el tabique interior, que aún así sigue siendo el material que se emplea en los cerramientos.
También suscribe la "cierta mejoría" experimentada en los últimos meses José Martínez, propietario de la Cerámica Baiceram y presidente del Centro Tecnológico de la Cerámica "Innovarcilla".
"Si miramos cinco años atrás, la situación actual es más positiva, antes era catastrófica, de desierto y ahora estamos viendo la luz, aunque ya no volveremos al nivel de construcción anterior al de la crisis", explica Martínez.
Sin embargo, precisan que soplan vientos algo más favorables en este mercado, sobre todo en las grandes urbes, como Madrid, la Costa del Sol, Sevilla, la costa del Levante y en otras ciudades de gran población, a las que esperan que se unan las zonas del interior porque "hay demanda de vivienda, y esperamos que, sin hacer locuras, se empiece a construir más y a mejorar este sector".
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