Berlín nombra a un nuevo gerente para terminar su polémico aeropuerto

El estado federado de Berlín nombró hoy a un nuevo gerente para concluir las obras del nuevo aeropuerto de la[…]

El estado federado de Berlín nombró hoy a un nuevo gerente para concluir las obras del nuevo aeropuerto de la capital alemana, un proyecto polémico que acumula más de cinco años de retraso y no tiene aún fecha definitiva de apertura.

El alcalde-gobernador de Berlín, Michael Müller, aseguró en una comparecencia ante los medios de comunicación tras una reunión del consejo de supervisión de la empresa gestora del aeropuerto que el nuevo responsable será el secretario de Estado Engelbert Lütke Daldrup, en sustitución de Karsten Mühlenfeld.

Lütke Daldrup es una "solución buena, ajustada a derecho y rápida", aseguró el alcalde.

Además, Müller explicó que él mismo abandona el consejo de supervisión de la empresa gestora del aeropuerto, como habían exigido desde distintos partidos, alegando motivos formales.

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La razón de la salida de Mühlenfeld ha sido su decisión de despedir al hasta ahora encargado de obra, Jörg Marks, por no haber cumplido con varios plazos, contra el criterio de la mayoría del consejo de supervisión.

Mühlenfeld es el tercer gerente que sale de la gestora del aeropuerto y Marks, que ahora va a ser readmitido, era el cuarto jefe de obra cesado.

El proyecto del nuevo aeropuerto de Berlín, que se ha visto desde hace años lastrado por los problemas técnicos, los retrasos y las controversias políticas, contaba con un presupuesto inicial de unos 2.000 millones de euros y debía haberse inaugurado en 2011.

Sin embargo, en la actualidad no está aún claro si las instalaciones, cuyos costes se han disparado ya hasta los 5.400 millones de euros, podrá abrir este año o en 2018 esta infraestructura

El proyecto arrancó en 2006 con el cometido de suplir a los tres aeródromos que durante décadas funcionaron en paralelo en la ciudad -Tegel, en el antiguo sector oeste; Tempelhof, en el casco urbano; y Schönefeld, en la mitad este-.

El viejo aeropuerto de Tempelhof -que alimentó a la población del lado occidental durante once meses de bloqueo soviético, en plena Guerra Fría- quedó fuera de servicio ya en 2008.

Los otros dos siguen en funcionamiento, pese a que han quedado obsoletos y no están a la altura de lo esperable para la capital de la primera potencia europea.

Las razones de las demoras han ido desde problemas de seguridad hasta de infraestructuras, entre un sinfín de percances, como la reciente necesidad de demoler las paredes de una de sus terminales por no cumplir con las garantías de protección contra incendios y los problemas detectados en las puertas.

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