No hay burbuja inmobiliaria, pero sí mucha deuda

Preocupa la imagen de la policía entrando en las oficinas de un chiringuito financiero, deteniendo a casi ochenta personas; inquieta[…]

Preocupa la imagen de la policía entrando
en las oficinas de un chiringuito financiero, deteniendo a casi ochenta
personas; inquieta que los precios de las viviendas de las grandes ciudades se
hayan disparado de nuevo. Nada de ello debía sorprendernos a la vista del
informe que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado esta semana
advirtiendo de que la Deuda está por encima de los niveles récords del 2009. Todos
recordamos que hubo un consenso entre todas las instituciones y centros de
análisis del mundo sobre la causa de la más reciente crisis: el excesivo
endeudamiento de familias, empresas y Estados. Según el FMI, la deuda global
asciende hoy a 160 billones de dólares, equivalente al 225 por ciento del
producto interior bruto (PIB) normal, lo que supone que deberíamos trabajar 27
meses seguidos, sin consumir ni asumir gasto alguno, sólo para pagar la deuda
que tenemos contraída
. Las familias han actuado, sin duda, con más responsabilidad
que las empresas y, sobre todo, que los gobiernos. Con la justificación de dar
respuesta a la recesión, éstos últimos se han embarcado en un tan arriesgado como
simple juego, consistente en no esforzarse por bajar la Deuda y pasar la cerilla
encendida  al siguiente gobierno, que
tendrá más posibilidades de quemarse.

En este escenario, es difícil que los
mercados se estabilicen y encuentren una clara senda alcista y, como hay dinero
en el sistema, es la ocasión para que 
los chiringuitos financieros reaparezcan y ofrezcan rentabilidades
imposibles y estafas seguras. Por otro lado, la falta de alternativas de
inversión está llevando de nuevo a los ahorradores/inversores a fijarse en los
inmuebles que ofrecen, vía alquiler, altas rentabilidades
. Por ahora no tiene
sentido hablar de burbuja inmobiliaria como la del pasado por varios datos: la
banca no está dando crédito a los promotores inmobiliarios; en consecuencia, se
están construyendo 90.000 viviendas al año, lejos de las 700.000 que se contabilizaron
en pleno boom; finalmente, el crédito en España lleva nueve años creciendo por
debajo del aumento del PIB, anomalía que se corregirá pronto, pero que
imposibilita que llegue a formarse una burbuja como la del pasado.

En portada

Noticias de