La lechera y el doctor

No deja de ser curioso que un Gobierno que no fue capaz de desalojar el cadáver de Franco del Valle[…]

No deja de ser curioso que un Gobierno que no fue capaz de desalojar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos el pasado verano, que no puede renovar el CGPJ ahora que toca y que no parece que vaya a sacar los Presupuesto del año que viene, se plantee retos a tan larguísimo plazo como apagar todas las centrales nucleares y organizar un Mundial de Fútbol en 2030 o reconvertir en eléctrico todo el parque móvil automovilístico de España en 2040. Solo un alejamiento de la realidad de dimensiones cósmicas puede llevar al doctor Sánchez a anunciar objetivos tan remotos siendo, como es, incapaz de atender el día a día con mínima solvencia. Es mejor ir partido a partido, como sentencia el cholismo. Pero Sánchez no, Sánchez te promete curar la tos en la Tierra o colonizar Marte en 2068 y se queda tan ancho, «que por algo hay un ministro que es astronauta». Pero luego llega la realidad y te tumban el futuro poder judicial que acabas de negociar y al que le entra la tos es a ti. Otro lío, otra galerna a soportar en el timón de la nave, donde Sánchez aparece con el mentón hundido en el pecho como quien trata de afrontar el temporal protegido tras un paragüitas de los chinos.

Estamos ante un Gobierno de formato «cuento de la lechera» comandado por un presidente que habla y habla, de viaje en viaje, pero que se halla realmente en una agonía gestora que se ha cronificado en solo seis meses. Estamos ante un presunto líder que a los ojos de los ciudadanos aparece ya como en mitad del camino intentando recoger la leche derramada tras el trastazo que se dio la cántara por ir pensando en un futuro arcangélico sin fijarse en las fatigas del presente y las piedras del camino, las que puso el destino y las que le ponen sus socios, que ya le señalan el reloj. Y entre tanto, él como si nada, tenaz en su caótica gestión, gobernando con cuentas prestadas, con su discurso descuartizado por la realidad, masacrado por su fértil hemeroteca, sin otro patrón que prometer el paraíso dentro de veinte años, porque dentro de veinte años vete a saber dónde estamos y el que venga detrás que arree... Pero incluso a él le flaquea el entusiasmo. Ayer admitió que «sin Presupuestos, mi vocación de llegar al final de la legislatura se ve acortada». [En román paladino, «estoy frito»].

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