El doble dilema que plantea el dólar

Los analistas discuten si el fortalecimiento del billete verde ocasiona las turbulencias en los mercados y si seguirá al alza o si dará el relevo al euro, que cuenta con un BCE aún con mucho trabajo por hacer.

El dólar comenzó el año muy debilitado: el tipo de cambio con el euro rondó el nivel de 1,24 unidades entre febrero y abril. Desde mayo, como describe David Ardura, de Gesconsult, el billete verde se convirtió en un gran destino de los flujos de inversión, debido a las tensiones italianas y a las sucesivas crisis de Turquía y Argentina. La divisa americana se erigió en un claro refugio en verano, hasta el punto que llegó a alcanzar el nivel de 1,13 unidades a mediados de agosto, su cota más alta en más de doce meses. 

Algunos analistas, como Ardura o Rosa Duce, de Deutsche Bank, creen que la divisa ha recogido las tensiones existentes en los mercados financieros. 

Pero hay otros expertos, como Ricardo Torrella, de Gesinter, que afirman que es el dólar el que marca la marcha de los mercados y que su fortalecimiento lleva a caídas de bolsa y su depreciación ayuda a la bolsa a subir. También señalan que la evolución de la divisa americana es especialmente importante para los países emergentes, puesto que muchos tienen deuda emitida en dólares y la sola apreciación de la moneda eleva el volumen de su apalancamiento y su coste, problema que se agrava, según apunta Ranko Berich, de Monex Europe, con la subida de los intereses de los bonos americanos. Y este último riesgo lo ve más persistente que el que supone el billete verde. 

¿Qué hará el dólar? 

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Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, opina que mientras sigan las tensiones emergentes y las derivadas de la guerra comercial, el tipo de cambio se mantendrá por debajo de 1,20 unidades. Pero cree que acabará el año buscando ese nivel, para en 2019 llegar a 1,30. Ello, porque ve cerca el final del ciclo de subidas de tipos de la Reserva Federal, además de que el creciente problema de los déficits gemelos en EE.UU. supone un freno para la divisa. Mientras, en Europa, el BCE en 2019 arrancará el proceso de subidas de tipos tras haber finalizado con el programa de compra de bonos en diciembre y la posición de la zona euro frente al exterior es mucho mejor que la americana. 

Según Ruiz-Scholtes, una moneda comunitaria tan fuerte no va a ser un problema para Europa: como la apreciación del euro es un elemento restrictivo para la economía, va a ayudar a que el BCE no tenga que subir demasiado los tipos de interés. El problema lo va a tener el inversor en euros que quiera comprar activos estadounidenses: puede verse tentado a comprar un bono americano, que ya tiene una rentabilidad del 3 por ciento, pero el coste de asegurarse contra las variaciones del tipo de cambio se va a comer el cupón. 

Viraj Patel, estratega en divisas de ING, también es bajista con el dólar. Y da cinco razones: la posible insistencia de Trump en que hay países, singularmente China, que mantienen sus monedas artificialmente débiles, lo que puede hacer que los países sospechosos terminen dando sostén a sus monedas; el daño que puede sufrir la economía americana si sigue la guerra comercial y que no podrá contrarrestar la repatriación de beneficios y las recompras de acciones que, en su opinión, han estado soportando al dólar y que en la segunda mitad de este año van a perder protagonismo; los déficits gemelos, presupuestario y por cuenta corriente de EE.UU.; que el pico del ciclo local ya ha quedado atrás; y que el grueso de las malas noticias del mundo emergente se hayan puesto en precio. Con algunos de esos argumentos, al que suma los comicios americanos de mitad de mandato, que pueden derivar en un parón político, y que en el Viejo Continente no vea más riesgos que el (controlado) que supone Italia, Berich, ve al tipo de cambio en 1,18 a final de 2018 y en 1,21 a mediados de 2019.

En este escenario de un dólar más débil y, por tanto, más benévolo para el mundo emergente, Ruiz-Scholtes recomienda tomar posiciones en deuda soberana de esos países, pero emitida en dólares con la divisa cubierta. Y, además, una vez las tensiones comerciales desaparezcan, también apostaría por la renta variable de la región. El mundo emergente es el principal beneficiario de un dólar más débil.

Sergio Ávila, de IG, también ve al euro apreciarse, pero establece unos objetivos más cercanos: en primer lugar, cree que puede llegar a 1,1768 unidades, en primera instancia, para caminar a partir de ahí hasta niveles de 1,1825 dólares por euro. Pero apunta que si finalmente no hay acuerdo para el Brexit y si continúan las declaraciones populistas en Italia, entonces, podría volver a bajar hasta el entorno de 1,1553 y, de perder ese nivel, la siguiente referencia importante estaría en 1,1412 unidades.

¿Y si se estabiliza?

Rosa Duce comenta que el recorrido al alza para el dólar es limitado y sitúa el objetivo para el tipo de cambio en niveles de 1,15 unidades con vistas a doce meses, es decir, niveles algo más fuertes de los que estamos viendo estos días. Duce sí admite que en el caso en que se recrudezca la guerra comercial (quizás entre las fechas actuales y las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos) puede irse a 1,08-1,10 unidades; mientras que podría llegar a 1,25 en el caso de que el BCE se ponga algo más agresivo. Para Duce, de cumplirse su escenario, éste sería bueno para la bolsa americana. De hecho, es la favorita de su firma: no se va a perder como consecuencia de la evolución de la divisa, porque ésta se va a mantener; las empresas americanas se encuentran en buena situación; y, además, al ser la estadounidense una economía cerrada, se va a ver menos afectada que la europea, que es más exportadora, por la guerra comercial. 

A juicio de Ardura, estos niveles de euro-dólar, deberían ayudar a Europa también: precisamente porque la del Viejo Continente es una economía muy exportadora, en el primer trimestre los resultados se vieron muy afectados por la fortaleza del euro, lo que en la segunda mitad del año tendría que mitigarse. Aunque Marián Fernández, de Andbank, matiza: habitualmente se piensa que con un euro depreciado la bolsa europea lo hace bien, pero ello no se está cumpliendo este año. 

Marián Fernández cree que el tipo de cambio se va a mover en un rango lateral entre 1,13 y 1,19 unidades. Ese escenario recogería todas las variables: el diferencial de tipos de interés entre EE.UU. y Europa, las tensiones políticas y la evolución de los flujos. A estos últimos Fernández les da gran importancia: ahora mismo son neutrales en el euro y altos, pero no extremos, en el dólar, lo que le hace pensar en una posible estabilidad en el tipo de cambio. Además, ha observado que en niveles de 1,13 unidades ha salido dinero del dólar y que en 1,20, ha entrado. 

Enrique Díaz Álvarez, de Ebury, considera que el tipo de cambio se encuentra cercano a su nivel de equilibrio de corto plazo. «Para ver la tendencia a largo plazo de este par, tendremos que esperar a que el BCE clarifique los tiempos para las subidas de tipos y la Fed indique dónde ve el tipo a largo plazo. Esto se retrasará probablemente hacia final de año. Hasta entonces, no esperamos grandes movimientos ni en los tipos de cambio ni en la renta variable», concluye el experto de Ebury.

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