Europa impone a los bancos tener presidentes sin poder ejecutivo
El Banco Central Europeo (BCE) cuenta con el respaldo de la Justicia europea para que pueda imponer a los bancos[…]
El Banco Central Europeo (BCE) cuenta con el respaldo de la Justicia europea para que pueda imponer a los bancos de la Eurozona la separación de los cargos de presidente y primer ejecutivo o consejero delegado. Así lo establece el Tribunal de General de la Unión Europea en un dictamen (consulta aquí en PDF) sobre la sucesión en la entidad francesa Crédit Agricole en la que da la razón al supervisor comunitario y declara que una misma persona no puede ocupar a la vez el puesto de presidente del consejo de administración y de «directivo efectivo» en las entidades de crédito sometidas a supervisión prudencial.
Esto implica en la práctica que los bancos bajo supervisión del BCE deberán tener un presidente no ejecutivo con funciones más bien institucionales y un consejero delegado encargado del día a día del negocio de la entidad. Se trata de un modelo de gobierno corporativo muy diferente al que imperaba hasta ahora en el sistema financiero español, donde el presidente suele ser a la vez el primer ejecutivo. Además, el dictamen se publica un año antes de la sucesión de Francisco González en BBVA, lo que podría marcar la fórmula con que el segundo banco español aborde ese relevo.
Crédit Agricole quiso nombrar en cuatro de sus filiales a una misma persona en cada entidad para los puestos de presidente del consejo de administración y de «directivo efectivo». El BCE aprobó la designación de los presidentes, pero se opuso a que ejercieran simultáneamente la función de consejero delegado o primer ejecutivo alegando que «debe existir en principio una separación entre el ejercicio de las funciones ejecutivas y no ejecutivas en el seno de un órgano de dirección». Crédit Agricole recurrió al decisión del BCE ante el Tribunal de la UE y este desestimó los recursos y avaló el criterio del organismo presidido po Mario Draghi.
Los magistrados comunitarios esgrimen en su decisión el objetivo perseguido por el Ejecutivo comuntario y el BCE al tratar de establecer esa separación efectiva entre presidente y consejero delegado. En concreto, la finalidad de las autoridades es que los miembros no ejecutivos del consejo de administración de los bancos sean independientes de los directivos encargados del negocio, como el consejero delegado, y por tanto puedan llevar a cabo una supervisión eficaz. Esto, según el Tribunal General de la UE, «implica un equilibrio de las facultades en el seno del órgano de administración». «La eficacia de esa supervisión quedaría menoscabada si el presidente del órgano de dirección en su función de supervisión, pese a no desempeñar formalmente la función de consejero delegado, se encargara simultáneamente de la dirección efectiva de la actividad de la entidad de crédito», dice el órgano en su dictamen.
El caso español
Este criterio afecta directamente a los dos principales bancos españoles. En primer lugar a BBVA, que el próximo año pondrá en marcha la sucesión de su presidente, Francisco González, al cumplir 75 años. El plan de sucesión de la entidad ?cada banco debe entregar el suyo al BCE? podría contemplar ya ese criterio, lo que supondría nombrar un presidente sin poderes ejecutivos y un consejero delegado. Hasta ahora, González solo ha insinuado que su sucesor procederá de dentro de la entidad, lo que apunta a su actual «número dos», Carlos Torres. Eso sí, el nombramiento posterior de Jaime Caruana como consejero de la entidad ha alimentado los rumores sobre una presidencia no ejecutiva en manos de Caruana, manteniendo a Torres como consejero delegado.
El Santander también mantiene por ahora las funciones de presidente y primer ejecutivo en una misma persona, en este caso Ana Botín, que accedió al cargo de presidenta ejecutiva en 2014, tras el fallecimiento de Emilio Botín. Preguntado por el posible impacto del dictamen de la Justicia europea sobre el organigrama del Santander, el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez, ha defendido este martes en rueda de prensa que el banco cuenta ya con fuertes mecanismos de equilibrios de poderes en el órganos de máxima dirección, pues ocho de sus quince consejeros son de carácter independiente. «Estamos a la altura de los mejores estándares de gobierno corporativo», ha defendido el banquero.
Lo cierto es que en los últimos dos años algunas entidades ya han ido avanzando en el modelo preferido del BCE para asegurar la independencia y el debate interno en los consejos de administración. Liberbank, Ibercaja y Caixabank, por ejemplo, tienen ya un presidente no ejecutivo y un consejero delegado con cargo de primer ejecutivo del banco. Otras entidades, como Bankia, optó por el nombramiento de un consejero independiente coordinador, figura que impone la ley de Sociedades a aquellas empresas cuyo presidente tiene funciones ejecutivas.
