Así es Enrique Tomás, el 'Amancio Ortega' de los jamones

Empezó en 1982 con una pequeña parada en el mercado de la Salud de Badalona, y ahora tiene tiendas en Londres, París, Roma o México. Y en la recámara está poner un pie en Estados Unidos. Así ve el mundo, la vida o la situación de Cataluña Enrique Tomás, el 'Amancio Ortega' de los jamones

"No compres un jamón donde no te lo dejen probar", dice rotundamente Enrique Tomás, el fundador y propietario de la cadena de jamonerías más grande del mundo, un imperio con casi cien tiendas abiertas y más de quinientos empleados. Su historia es la del empresario hecho a sí mismo, sin estudios pero con mucho olfato para los negocios. Empezó en 1982 con una pequeña parada en el mercado de la Salud de Badalona, y ahora tiene tiendas en Londres, París, Roma o México. Y en la recámara está poner un pie en Estados Unidos. En una entrevista con Finanzas.com, con motivo de la presentación de su libro 'Jamón para dummies' (Planeta) Tomás reconoce que no hay más secreto que el de "acabar el día sin una gota de energía" y asegura que ha tenido múltiples ofertas de bancos y fondos de inversión para entrar en su negocio, algo a lo que por ahora se ha negado. "estoy abierto a todo lo que me aporte algo además de dinero. Si es solo dinero, los bancos, que es más barato, y me suelen dar todo lo que les pido", apostilla el 'Amancio Ortega' de los jamones.

¿Cuál cree que es el secreto de su éxito?

Diría cuál sé que es. Estamos creciendo mucho, y el secreto de haber llegado hasta aquí es no irme nunca a la cama con una gota de energía. Esta es la clave, y esto, bien entendido, es que toda la energía que tengas, la que sea, la pongas en lo que hagas. 

¿Conocía el oficio cuándo empezó?

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Mi padre nos enseñó la cultura del esfuerzo. Yo soy el menor de once hermanos, y mi generación era la del esfuerzo. En cuanto al oficio, yo lo que aprendí es a tratar con el público, porque mi padre tenía una tienda de ultramarinos, que no tiene nada que ver con lo que hago yo. Vendía de todo, y dentro de eso, vendía jamones. Yo me di cuenta rápidamente que el jamón era otra cosa, porque las señoras te compraban 2.000 pesetas de otra cosa, y lo hacían sin problema, pero si le querías vender lo mismo de jamón, me decían, espera, que lo tengo que consultar con mi marido. Entonces, cuando vi que la señora necesitaba quorum familiar, me di cuenta de que el jamón es algo más, es la bandera que nos une a todos, es de lo que más orgullosos nos sentimos todos. 

¿Qué aprendió por el camino?

He ido poco a poco, aprendiendo por el camino a negociar con gente que tiene tres másters y dos carreras, cuando yo solo he estudiado hasta los doce años. Sin ir más lejos, hace poco le decía a un alto cargo de un banco que me tendría que ayudar a tomar una serie de decisiones, porque yo puede tener el olfato para elegir un local o saber si un jamón va a ser bueno, pero elegir un 'partner' internacional para varios países...claro, la final tengo que tirar del sentido común y rodearme de gente. 

¿Tuvo miedo cuando abrió la primera tienda en Londres?

En Londres tuve todas las dudas, porque cuándo me daba una vuelta por el Soho, que está al lado del barrio chino, y veía los patos colgados, me daba asco y pensaba que los ingleses podrían pensar lo mismo al ver los jamones colgados. Menos mal que me di cuenta rápidamente de que hay una gran población inglesa, y que después de los franceses, son los que más vienen a Barcelona y ya saben lo que es el jamón. Pero tenía un millón de dudas, Y empecé en Londres porque no se me ocurría otro sitio más difícil.

¿Le han ayudado mucho los bancos?

Tengo una muy buena relación con los bancos, pero porque siempre entendí que es un proveedor más, y como tal, tienen que ganar dinero. Me llevo muy bien con ellos. También es verdad que yo no he pedido nunca cosas que no fueran ni lógicas, ni tangibles. Por supuesto que me han denegado alguna operación, o me han pedido más garantías, pero estamos hablando de cosas normales. Por supuesto, yo soy el primero que cree en mi empresa. 

¿No le han propuesto nunca entrar en el capital de su empresa?

De los cuatro bancos más grandes, dos me han propuesto ser el 50% de mi empresa, y luego entre capital riesgo y 'family office' o fondos de inversión, los que quieras. Hoy mismo sin ir más lejos me lo han propuesto. Yo estoy abierto a todo lo que me aporte algo además de dinero. Si es solo dinero, los bancos, que es más barato, y me suelen dar todo lo que les pido. Es mejor un socio industrial o comercial, yo tengo muchos acuerdos, me encanta hacer negocios, y de hecho, en mi tarjeta pone 'hacedor de negocios', no jamonero. Yo tengo un negocio que funciona, siempre y cuando le pongas todo el cariño del mundo. Ahora me voy a Perú a abrir tiendas, porque hay un enamorado del producto que me ha convencido, pero para mí Lima no era vital. 

¿Cuántas aperturas tendrán el año que viene?

Acabamos de abrir la sexta tienda de México, y vamos a abrir ahora en Roma, donde tenemos tres tiendas. Tenemos en obras en Luton, en el aeropuerto de Roma o en Atocha, y también vamos a abrir en Las Palmas. Y creo que el año que viene habremos puesto la primera piedra en EEUU, además de que planeamos crecer mucho en México. Luego, si acepto lo que tengo en Holanda, calculo que abriremos unas treinta tiendas. 

Dicen que usted es el 'Amancio Ortega' de los jamones...¿le molesta esta comparación?

No, todo lo contrario. Me llena de orgullo. Cuando estoy fuera de España y veo algo de Zara, es como si viera algo mío y siento un orgullo brutal. El ser humano es envidioso por naturaleza y hubo una época en que todo el mundo hablaba mal, pero es todo lo contrario, Amancio Ortega es un orgullo nacional. El otro día hicimos una cata, y estaba su sobrino, además de que tengo amigos que trabajan con él y lo conocen de cerca y me hablan maravillas. 

¿Su empresa es 100 por cien familiar?

Toda, pero déjame decirte que tengo algún socio pequeñito que se ha quedado con un porcentaje de alguna de mis tiendas. 

Usted compara los jamones con obras de arte, ¿por qué?

Es que lo son. Se tarde cinco años en hace un jamón bueno, son como una joya. En la decoración de las tiendas, poníamos un jamón en medio y decíamos, disfruta de una obra de arte. 

¿Usted es catalán? ¿Cómo ve lo que está pasando en Cataluña? ¿No tiene miedo?

Mis padres son de Orihuela (Alicante), pero yo soy nacido en Badalona, y soy catalán. Tengo una visión del mundo mucho más amplia, soy ciudadano del mundo. No me permito tener miedo. Hay un miedo bueno y otro malo, el primero te hace ser cauto y el segundo te paraliza. Ante esta situación, me pregunto si está en mi mano mejorarla, y como no lo está, pues a otra cosa, y me centro en mejorar, pongo mis cinco sentidos y llego a casa reventado. 

¿Pero si Cataluña sale de la UE y no puede exportar sus jamones?

Quien ha dicho que no. Gracias a Dios, tengo sociedades en un montón de sitios, tendría que cambiar lo que tendría que cambiar...pero quiero pensar que no va a pasar nada. El jamón todavía no está dónde le toca y yo voy a intentar ponerlo. 

¿Con un buen jamón se entenderían Rajoy y Puigdemont?

Yo creo que con un buen jamón todo el mundo se entendería. 

¿Cúal es el mejor consejo que daría a alguien que quiera comprar un jamón?

Que vaya a un sitio de confianza. Si pides un plato de jamón en cualquier sitio y te encanta, al día siguiente vas a pedir otro, pero como te salga malo o salado, no lo pides. Lo mejor es ir a un sitio de confianza. 

A mediados de junio salió un artículo en la prensa alemana denunciando un supuesto fraude en el jamón ibérico. ¿Qué le pareció?

Una infamia. Yo defiendo la última ley que promovió Arias Cañete, porque tiene muchas cosas buenas. Ese artículo decía que mucho del cerdo ibérico no es ibérico al 100%. Yo te invito a probar un cerdo ibérico al 100% y otro al 75%, y es muy probable que te guste más el segundo. En el jamón, la pureza de la raza no tiene que ver con el resultado final, solo es que la carne es más pura, pero esto no garantiza que salga un mejor producto. Más puro no implica que sea más bueno. 

¿Pero cuánto más puro más se paga?

Correcto. Y aquí viene la primera aportación que hago en el libro, tú ya sabes el precio, pero no sabes el valor. El valor solo lo conoces probando el jamón. Puedes tener dos jamones que son hermanos, y son diferentes. Por eso yo digo, no compres jamón donde no te lo dejen probar, porque no hay dos iguales.

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