El infierno del Barrio Latino: crímenes, pandilleros y 'afters' ilegales

El crack más barato de Madrid se consigue por solo diez euros en cualquier esquina de la calle de Almansa.[…]

El crack más barato de Madrid se consigue por solo diez euros en cualquier esquina de la calle de Almansa. Las mafias realquilan bloques enteros de pisos okupados en Jerónima Llorente. La banda latina más activa, la de los «trinitarios», tiene controlados parques y canchas. Las reyertas, algunas mortales, se suceden en Topete. Las armas proliferan. Las cafeterías cierran al mediodía y funcionan como «afters» ilegales que no dejan pegar ojo. La técnica del «mataleón» (estrangular a la víctima hasta hacerla perder la consciencia) está a la orden del día en los atracos. No es el guión de una serie policíaca; es el día a día que tienen que sufrir los vecinos de Bellas Vistas, conocido como el Barrio Latino.

Se trata de la zona a espaldas de la glorieta de Cuatro Caminos, a un costado de Bravo Murillo. En medio de una espiral de miedo, impera la ley del silencio. «¿Problemas aquí? Como en cualquier lado», corta, tajante, un asiduo con cara de pocos amigos. Apostados en pequeños grupos, la vigilancia e intimidación de los pandilleros y sus secuaces son la tónica habitual de un territorio donde todos saben que los traidores la pagan: «Nadie quiere dar la cara, por si se la rompen».

El núcleo más caliente se concentra en torno a dos manzanas, principalmente, aunque la delincuencia y la degradación campan por todo el barrio. «En Almansa, no importa que algunos comercios estén cerrados; basta con llamar al timbre y te levantan el cierre para vender bellotas de hachís y gramos de base de coca», sostiene una vecina, cansada de ver la misma escena día y noche.

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El punto más teñido de sangre es la calle de Topete. En enero, allí, en la acera, mataron a Alexander del Villar Reinoso, alias «Velo Velo», un dominicano de 24 años y líder «trinitario». Fueron los Dominican Don?t Play, con los que rivalizan por el control del barrio, quienes le sentenciaron a muerte con dos tiros al amanecer en la puerta del bar Azúcar Drink Billar.

Su dueño, al que llaman Deni, es, supuestamente, uno de los capos del barrio. Está metido en una asociación dominicana y se pasea por las calles como si fueran suyas. Tal es la impunidad, que su local, que tiene licencia de cafetería-restaurante, cierra a la hora del menú del mediodía y funciona como «after hour» ilegal a partir de las seis de la mañana. Es el punto de reunión de todo el paisanaje del lumpen de Bellas Vistas, cuando salen de las discotecas de los bajos de Azca con más ganas de fiesta y de fastidiar el sueño al resto de vecinos.

María José Andrés, vecina de Topete, sabe bien de todo ello. Reside con su madre, enferma, y ambas toman pastillas para dormir. Se ha gastado 6.000 euros en un triple cristal en cada balcón de su piso. «No me voy, porque la casa es de propiedad y no me dan el dinero que solicito», sostiene. Además, está amenazada de muerte por quejarse a las autoridades de la situación infernal del barrio: «Me llaman ?chivata?, ?puta?, exigen que les deje de grabar. Salgo a la calle con un spray de pimienta y me ha tenido que traer escoltada a casa dos veces la Policía».

La problemática en las supuestas cafeterías es tremenda. Este verano, le abrieron la cabeza a una chica de un botellazo en La Esquina Caribeña. Pero quizá es El Caracol, al frente del que está una mujer llamada Raquel, el local que se lleva la palma. No está insonorizado y acumula más de 30 atestados de la Policía Municipal con orden de cierre por incumplir la normativa. Apenas ha estado clausurado mes y medio. Desde hace dos meses, ha reabierto y los conflictos en el área se han recrudecido estos días. «El consumo de drogas ahí es brutal. Se meten, en grupo, tiros de coca en la propia barra», añade un parroquiano.

Juan, al que conocen como «El Tigre», es el que maneja el menudeo. Es un tipo extremadamente violento con antecedentes por violencia de género, aunque alardea de «haber matado a tres o cuatro». Se pasea en una bici con altavoces con música a todo trapo y tiene a adolescentes «trabajando» para él. Va frecuentemente a una santera colombiana a la que llama «hermana».

Bloques con toxicómanos

Más al norte, en Jerónimo Llorente, 51 y 53, grupos de origen asiático tienen okupados dos bloques enteros. Por las puertas, cerradas a cal y canto, deambulan a diario toxicómanos. Unos metros más arriba, son los africanos quienes tienen colonizado un edificio de lujo desde hace al menos seis años. Aprovechándose de la quiebra de la inmobiliaria ?antes de sacar la promoción a la venta?, varios dominicanos forzaron las puertas para, posteriormente, realquilar las viviendas. Cartones y maderas hacen las veces de barreras. Y la piscina del patio es utilizada de tendedero. «¡Fuera de aquí!», advierte uno de los usurpadores, en tono amenazante.

En Marianela, 13, los «inquilinos» son de nacionalidad rumana. Familias con hijos residen entre evidentes muestras de suciedad. «¿Tenéis permiso para echar fotos? ¡Sois hijos de Franco!», grita una moradora, ante la presencia de la cámara. Las okupaciones también son habituales en los números 5 y 7 de la propia calle de Topete, aunque, en ambos casos, estas han disminuido en los últimos tiempos.

Con estos mimbres, hace meses, Ciudadanos elevó al Pleno de Tetuán la solicitud de instalación de cámaras de videovigilancia, iluminación y un plan social contra las bandas. Les apoyaron PP y PSOE. Ahora Madrid, cuya concejal Montserrat Galcerán preside el distrito, se opuso. Es una de las ediles más radicales de Carmena. No quiere oír hablar de cámaras. Considera que el acuerdo del Pleno no es vinculante.

Sin embargo, el Área de Seguridad del Ayuntamiento le enmienda la plana, al tener una postura distinta: «Los procesos administrativos y de estudio para instalar la videovigilancia están en marcha. Hay que ver qué cámaras y dónde se van a colocar. Existe un Plan Integral de Bellas Vistas en el que está involucrada la Universidad Popular del barrio. Se va a realizar un taller de formación y empleo sobre mediación comunitaria y sí que va a haber cámaras; estamos redactando el informe técnico de viabilidad, analizando qué tipo de tecnología se va a utilizar».

Begoña Villacís, portavoz de Cs, asegura que su partido ha sido el primero en «alertar de la inseguridad en Tetuán». «Desde la muerte de un chico en enero, venimos denunciando el infierno de sus vecinos. Hemos pedido al Ayuntamiento las cámaras, pero la concejal del distrito se niega. Exigimos que abra los ojos y no se ponga del lado de quienes se saltan las leyes».

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