¿Perderá la bolsa española el atractivo para los inversores extranjeros?

Alegría y decepción en una misma jornada. La alegría la protagonizaba el informe del Servicio de Estudios de BME sobre[…]

Alegría y decepción en una misma jornada. La alegría la protagonizaba el informe del Servicio de Estudios de BME sobre la propiedad de las acciones publicado el jueves 11 de octubre. Uno de los datos más relevantes del estudio apuntaba que la participación de los inversores extranjeros en el valor de las acciones cotizadas en la Bolsa española alcanzaba el 46 por ciento a cierre de 2017, el nivel más elevado de la serie histórica. Según BME, este porcentaje supone un crecimiento de un 3 por ciento en el año, de un 9 por ciento en la década y de un 16 por ciento desde el año 1992. Unas cifras que confirman, sin duda, el gran interés que los inversores internacionales sienten por el mercado español, que se ha consolidado como uno de los más desarrollados del mundo.

Ahora bien, todo este terreno ganado se puede perder de golpe si finalmente sale adelante el acuerdo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Unidos Podemos, que implica la creación de un impuesto  sobre las transacciones financieras, que fue dado a conocer el mismo día de la publicación del informe de BME. Esa fue la decepción de la jornada. Gravar con un 0,2 por ciento las operaciones de compra de acciones españolas es un disparo en la línea de flotación de nuestra bolsa, en un escenario en el que generar confianza en la comunidad inversora es fundamental por el delicado momento que atraviesa la bolsa. BME ya ha advertido que este impuesto va a poner en peligro la estructura financiera de las principales compañías españolas y el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, no descarta que caiga el volumen negociado por la Bolsa española.

La verdad es que este impuesto tendría sentido si se aplicara de manera conjunta en todos los países de la Unión Europea. Pero el proyecto en la zona euro quedó aparcado hasta que no se conociera el impacto de la salida del Reino Unido de la UE, que tendrá lugar el próximo año. Solo lo han aplicado algunos países por su cuenta y la experiencia no ha sido todo lo satisfactoria que pretendían. Ahora el mercado español queda en una situación de desventaja competitiva en un mercado global, donde la línea que puede separar la inversión entre un país u otro la marcan detalles como este tipo de impuestos. No se cansan de poner palos en las ruedas de los inversores españoles. ¿Cuándo se darán cuenta del error que están cometiendo?

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