Dia: mucho que investigar tras el colapso sufrido en bolsa

Está muy bien que el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sebastián Albella, se manifieste en[…]

Está muy bien que el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sebastián Albella, se manifieste en contra del impuesto sobre transacciones financieras que acaba de aprobar el Gobierno y destaque lo negativo que es para la Bolsa española una tasa de estas características. Hasta aquí perfecto. Pero lo que no debe olvidar el responsable del organismo regulador es que a la bolsa también le hace daño otro tipo de actuaciones que pueden provocar una desconfianza generalizada en el mercado y que la CNMV podría evitar si actúa con firmeza y contundencia. Es el ejemplo de la crisis abierta en la cadena Dia, cuyo valor se ha desangrado por capítulos en unas circunstancias cuanto menos extrañas y que reclamaban alguna iniciativa por parte del regulador. La CNMV puede acordar la suspensión de la negociación de un valor cuando concurran circunstancias especiales que puedan perturbar el normal desarrollo de las operaciones sobre ese instrumento financiero o que aconsejen dicha medida en aras de la protección de los inversores. Pero esta vez no vio necesaria esa suspensión.

El anuncio de un recorte en las previsiones de beneficio, la suspensión del dividendo, la salida de la presidenta de la compañía, la suspensión de empleo y sueldo del director financiero sin ninguna información por parte de la compañía, el anuncio de un desfase patrimonial de 70 millones de euros que ahora parece que se han quedado en 56, un complejo entramado accionarial que mueve en la sombra el magnate ruso Mikhail Fridman, los bajistas operando a sus anchas con los títulos prestados por dos de los  principales accionistas de Dia, la brutal caída de más de un 40 por ciento de sus acciones en una sesión...  son algunos ejemplos de lo que no son «circunstancias especiales» para la CNMV.

El esperpento ha llegado a tal extremo que hemos visto cómo los analistas asumían las funciones del supervisor y exigían en los últimos días a la compañía que «lanzara un mensaje contundente» para que el mercado volviera a dar credibilidad al valor.

La de Dia es una crisis excepcional y como tal hay que tratarla. Encogerse como siempre, cada vez que salta una bomba de este tipo, no ayuda para nada a proteger a los inversores.

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