Longroiva, enclave símbolo del "agroturismo" portugués

El pueblo portugués de Longroiva, situado en la región del Douro Vinhateiro -una zona Patrimonio de la Humanidad fronteriza con[…]

El pueblo portugués de Longroiva, situado en la región del Douro Vinhateiro -una zona Patrimonio de la Humanidad fronteriza con Castilla y León-, conserva en sus aguas termales, hoy convertidas en balneario, la pila de piedra donde se bañaba la Reina Santa Isabel.

Se trata de uno de los enclaves lusos que se han convertido en símbolo de lo que en Portugal se denomina "agroturismo", ya que está ubicado en una zona de olivos y viñedos centenarios, y a diez kilómetros de los grabados rupestres del Valle del Côa, con 20.000 años de antigüedad y que también fueron declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

El paraje, inaugurado el pasado julio por el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, conserva las termas medievales, adaptadas a la modernidad mediante un balneario en el que "españoles, portugueses, ingleses, franceses o alemanes acuden a diario para descansar y dar gusto al cuerpo", explica a EFE el director del Hotel Rural de Longroiva, Eloi Gouveia Santos.

Esas aguas termales, que fluyen a 47 grados centígrados y son especialmente purificadoras, según los responsables del centro, ya se usaban en los siglos XIII y XIV.

Publicidad

De hecho, conservan de forma especial un pila labrada en piedra berroqueña de granito en la que, según la historia, se habría bañado para purificar su cuerpo Santa Isabel, infanta de Aragón y Reina de Portugal (Zaragoza, 1271 - Estremoz, Portugal, 1336), que contrajo matrimonio con el rey Dionisio I.

Además de su capacidad hotelera donde, sobre todo, acuden visitantes extranjeros, su relación con la naturaleza ha motivado que estas termas sean descritas como uno de los ejemplos más representativos para practicar el "agroturismo".

Eloi Gouveia citó, por ejemplo, que a los que se alojan en el balneario les ofrecen la posibilidad de ser pastores por un día.

De esta manera, pueden acudir a un pueblo cercano denominado Barreira, donde una pastora, Marisa, les enseña a guiar por el monte un rebaño en el que hay ovejas y cabras.

"Además, los turistas pueden aprender a ordeñar una oveja o cabra y también a elaborar un queso con sus propias manos", relata el responsable.

Este entorno termal posibilita además una estrecha relación con las potencialidades del río Duero, ya que a diez kilómetros se encuentra la frontera natural que marca este acuífero entre España y Portugal y desde donde se puede navegar hasta su desembocadura, en Oporto.

Los visitantes suelen tomar un barco en la zona de Pozinho para hacer una excursión, de dos horas de duración, en la que contemplar los extensos viñedos.

El viaje se completa con un ruta al Museo del Côa, donde están los grabados paleolíticos de hace 20.000 años, o una gira por tres castillos del entorno, situados en los pueblos de Longroiva, Marialva y Penedono.

Olivos centenarios que ofrecen una variada gama de aceites virgen extra, las vides de las que se extrae el caldo para elaborar el afamado vino de Porto, o el típico queso cremoso portugués son algunos de los atractivos gastronómicos que se pueden disfrutar en este entorno de aguas termales.

.

En portada

Noticias de