El comercio mundial siempre puede ir a peor
Me refiero al comercio mundial. Y es que las perspectivas de aceleración del crecimiento del comercio de la mano de[…]
Me refiero al comercio mundial. Y es que las perspectivas de aceleración del crecimiento del comercio de la mano de la propia recuperación de la economía están siendo frustradas. Ni la recuperación económica mundial es tan intensa como se esperaba, al mismo tiempo que el ritmo de crecimiento del comercio se desacelera. No son buenas noticias para muchas economías emergentes que siguen dependiendo demasiado de la aportación de la demanda exterior. Pero tampoco lo son para las economías desarrolladas, cuando muchas de ellas aún no han finalizado el proceso de desapalancamiento obligado ante los excesos en la década previa a la crisis.
¿Por qué este pobre comportamiento del comercio mundial? Sinceramente, no tenemos un argumento definitivo para explicar su debilidad. En estos momentos su crecimiento está más cerca del 2 por ciento que del 3 por ciento esperado. Y también del registrado durante 2014. Y cada vez más lejos del ritmo de crecimiento de dos dígitos previo a la crisis. Algunos economistas aluden a la dificultad en su financiación, cuando parte de la crisis sigue respondiendo a factores financieros y restricción del crédito. El dinero sigue siendo muy selectivo, cuando el aumento de la regulación sobre la banca a nivel mundial sin duda ha restringido la asunción de riesgos. Por otro lado, la propia crisis ha podido generar un proceso de cambio de estructura en la producción de muchos países. Y algunos muy relevantes, considerados tan sólo unos meses como centros de distribución de producción integrada entre varios países. China especialmente. Me refiero a la sustitución de exportaciones por producción interna, a lo que muchos denominan como la Cadena Global de Valor. Por último, otro factor que puede explicar la debilidad del comercio mundial es el propio impacto de la crisis en sí sobre muchas economías, que ha llevado desde el proceso de desapalancamiento al que me refería antes hasta un fuerte ajuste de los precios de las materias primas.
Al final, el crecimiento del comercio mundial está siendo menor al propio ritmo de crecimiento económico. Nada que ver con la «normalidad» previa a la crisis donde su crecimiento quedaba por encima de la evolución del producto. Esta «anormalidad» desde una perspectiva histórica se está convirtiendo de forma cada vez más clara en la normalidad a futuro. ¿Entienden ahora la presión de muchos gobiernos para dar un nuevo paso en la liberalización comercial? Pero, por otro lado, ¿entienden también la preocupación de organizaciones como la propia del comercio mundial ante una potencial vuelta atrás en la liberalización ya asumida? El proteccionismo sigue siendo una amenaza viva en las relaciones comerciales a nivel mundial.
¿Tiene algo que ver China con todo esto? Sin duda, la desaceleración económica de China es un factor que pesa tanto en la menor demanda de materias primas como de productos intermedios que luego incluye en su proceso de producción. Pero hay algo más inquietante: que en los últimos años ha vuelto a ganar cuota de mercado en el mercado global casi dos puntos hasta un 12,7 por ciento ahora. Y esto pese a la apreciación de su moneda.
Los principales perjudicados de esta evolución del comercio chino son las economías emergentes. Y esto es especialmente cuando en el pasado reciente han sido precisamente las más beneficiadas por su dinamismo económico. Y exportador, hacia las economías desarrolladas. Pensemos por ejemplo como en los últimos tres años las importaciones chinas sólo han estado con crecimiento en ocho meses. Mientras, el ritmo de crecimiento promedio de las exportaciones ha sido cercano a dos dígitos. Naturalmente, la economía china tiene mucho más que ofrecer que su relación comercial. Y me refiero a su creciente importancia como inversor internacional, como una forma de movilizar las cuantiosas reservas que acumula y probablemente las que vuelvan a aumentar a corto plazo.
¿Y la Fed? ¿el riesgo de tensiones en los mercados derivados de la normalización monetaria? Lo dicho: todo puede ser mucho más complicado, si así lo pretendemos.