¿Por qué necesito valorar mi empresa?

Te enfrentas al proceso de venta de tu compañía. Llevas toda una vida trabajando para crear valor y es ahora[…]

Te enfrentas al proceso de venta de tu compañía. Llevas toda una vida trabajando para crear valor y es ahora donde debe materializarse tu esfuerzo. Pero ¿cómo demostrarlo? El principal instrumento con el que cuentas es la valoración de tu empresa.

Antes de explicar por qué es necesaria la valoración dentro de un proceso de compraventa, es importante entender qué es. Valorar una empresa, con independencia del método de valoración elegido, es un proceso en el que se cuantifican los elementos actuales que constituyen el patrimonio de la empresa, la posición competitiva que ostenta dentro de su sector y las expectativas futuras de generación de riqueza que sean susceptibles de ser estimadas. 

Mediante este análisis se determinarán los elementos creadores de valor y se podrá concretar un rango de valor, que será una opinión fundamentada de lo que puede valer la empresa en cuestión. 

La valoración de una empresa es un trabajo técnico y requiere tener amplios conocimientos financieros. A la vez, para valorar bien, se debe conocer en profundidad el modelo de negocio de la empresa, su estrategia, entender su mercado y dónde están sus elementos de creación de valor.

Una valoración no es una auditoría. El analista encargado de realizarla no efectúa una comprobación de los estados financieros, parte de unas cifras que, inicialmente, se consideran válidas. Tampoco es un diagnóstico exhaustivo de todas las áreas de la empresa, sino que el analista al valorar se centra desde un principio en las áreas fundamentales que sirven para descubrir los conductores de valor. En ocasiones, cuando dentro de un mandato de venta le indico un rango de valor intrínseco a un empresario, me dice: «Para mí vale más». 

La frase anterior encierra un significado muy profundo, nada baladí. Para el empresario, muchas veces fundador de su negocio, que ha hecho crecer y al que le ha dedicado su vida, su empresa es como un hijo y, generalmente, suele tener una expectativa inflada de su valor por los condicionantes subjetivos que conlleva. Por eso te recomiendo que, si quieres vender, te pongas en los zapatos del comprador, pues él verá las cosas de otra manera. Su principal pensamiento será: «Si pago todo eso por la empresa, ¿cómo voy a ganar yo dinero?».

Es muy importante que tengas presente que la valoración de empresas no es una ciencia exacta, pero si quieres vender tu empresa resulta fundamental que realices una valoración rigurosa que te dé armas para plantear una buena negociación con los potenciales compradores, quienes también realizarán su valoración para determinar cuánto estarán dispuestos a pagar por la empresa.

El objetivo final que se quiera dar a la valoración condicionará el método o métodos a utilizar. En este sentido, el método de valoración utilizado variará en función del destinatario. Por ejemplo, un inversor financiero buscará rentabilidad en un período de tiempo determinado y un inversor estratégico puede buscar otros fines con la adquisición, como obtener más cuota de mercado, eliminar a un competidor o incorporar una nueva línea de actividad. 

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En cualquier caso, un comprador utilizará el método que demuestre que vale poco y un vendedor usará otro para demostrar que vale mucho. Cuando se valora para negociar una compraventa de empresa, todos los métodos son válidos si sirven para apoyar racionalmente una negociación. Te interesa valorar tu empresa ya que es tu principal arma para su venta.

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