Rusia ya no es tan emergente

 Las economías emergentes se llaman así porque aún no están a flote y, como los submarinos, pueden volver a sumergirse.[…]

 Las economías emergentes se llaman así porque aún no están a flote y, como los submarinos, pueden volver a sumergirse. Sobre todo en tiempos de marejada en todos los océanos. Si los grandes transatlánticos de capitalismo se tambalean, ¿cómo van a aguantar algunas de estas economías que aún navegan entre dos aguas? El ejemplo más notorio es Rusia.

Como les pasó antes a muchos otros grandes productores de materias primas, Rusia ha caído en la maldición habitual de dormirse en un monocultivo: la energía supone el 25 por ciento de su PIB. Apenas ha desarrollado otra industria (salvo la militar) y su PIB, pese al fuerte crecimiento de estos años, apenas llega a la sexta parte del de la Unión Europea. Pero ahora baja el petróleo y llega una crisis financiera internacional que no ha respetado a ningún mercado, y menos aún a los emergentes más frágiles. La Bolsa de Moscú ha sido la más afectada del mundo, con un desplome de aproximadamente el 50 por ciento desde enero.

Rusia tenía hasta hace poco 500.000 millones de dólares en reservas, pero su banco central también ha tenido que realizar inyecciones masivas de capital: 130.000 millones de dólares sólo el pasado 17 de septiembre, cuando el hundimiento de Lehman obligó a suspender la operativa en la Bolsa de Moscú. Pero el ritmo de sangría es de unos 10.000 millones por semana. Los bancos rusos no sólo han cerrado el grifo del crédito, sino que algunos incluso limitan las cantidades de efectivo que pueden retirar sus clientes. Además, la aventura militar contra Georgia ha acelerado la fuga de las inversiones extranjeras, que en 2008 pueden caer un 50 por ciento respecto a las del año pasado. ¡Qué mal año han elegido Putin y sus amigos para mostrarse tan prepotentes!

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