¿Habrá finalmente una burbuja en la bolsa?

Va bona si la bolsa sona. El problema es que de momento son más el ruido que las nueces. O[…]

Va bona si la bolsa sona. El problema es que de momento son más el ruido que las nueces. O lo que es lo mismo, las subidas desde los fatídicos mínimos de marzo de 2009 no vienen respaldadas por un aumento de volumen. Esto es lo que ha sustanciado las tesis de los analistas más agoreros para pronosticar una "inminente corrección". El problema es que llevan ya meses anunciando que los mercados volverían a bajar. Es algo que nadie discute. Pero lo difícil es encontrar el momento. Saber cuando se dará la vuelta este mercado inestable es la pregunta del millón para miles de accionistas.

La liquidez de los ahorradores es innegable. Que el dinero de los depósitos y de los monetarios terminará entrando en el mercado es algo que los gestores dan por hecho. Sin embargo, los inversores finales no terminan de confiar en la subida de la renta variable. Algunos asesores financieros llevan meses diciendo que la bolsa no está para inversores con aversión al riesgo. Y es cierto, la volatilidad que se genera (al alza o a la baja) cuando se produce cualquier nuevo acontecimiento es un testigo de los nervios que existen en el mercado. No obstante, estos consejos de los asesores más precavidos han impedido que muchos pequeños accionistas se recuperen de las pérdidas sufridas por la crisis financiera.

¿Cuándo corregirá la bolsa? ¿Se producirá un efecto enero? Lo cierto es que la tendencia seguirá alcista en el corto plazo. Pero, será, precisamente, cuando esa bolsa de ahorro busque la rentabilidad de la renta variable y acuda, por fin, al mercado, cuando se validará la consistencia de las previsiones más optimistas de los analistas alcistas. La entrada de dinero en el parqué será la que marque el nuevo sesgo de la bolsa. Mientras el volumen no acompañe, aunque con alta volatilidad, el sesgo será al alza. Habrá que ver si cuando se sustantive el volumen de negocio de los mercados los índices se convierten, o no, en la burbuja anunciada por los más agoreros. De ser así, los gestores y analistas habrán tejido de nuevo una enorme trampa para el pequeño ahorrador.

En 2009, el Ibex creció un 30% y el negocio bajó un 30%. ¿Es de recibo que si el negocio sube un 30% el índice caiga otro tanto? Ojo al dato: según BME, las últimas cifras de diciembre y noviembre (la caída del 30% es sólo una media anual) apuntan a un aumento de las operaciones en la bolsa española. ¿Ha empezado la vuelta del pequeño accionista? Recuerden, ahora más que nunca, el consejo (si están decididos a entrar) de aprovechar los descensos y no entrar en valores en alza.

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