El oro, sin reflejos de pánico

Las turbulencias de los últimos días en los mercados de valores y de divisas, no se han reflejado en los[…]

Las turbulencias de los últimos días en los mercados de valores y de divisas, no se han reflejado en los metales. Mientras la volatilidad se hacía presente en los precios de las acciones, solamente asomaba la cabeza en la cotización de la plata y tenía escasa repercusión en el oro. Incluso la marcada recuperación del dólar en las sesiones del lunes y martes, que podría haber forzado un retroceso más intenso de los metales, no tuvo el efecto inverso en los precios del oro que acompañó con subidas moderadas, hasta la segunda mitad del martes, cuando regresó cierta calma a los mercados.

La cotización del oro continúa con su fase de reacción a las fuertes subidas de los dos meses anteriores, en una secuencia limpia de máximos y mínimos en sentido descendente, pero aún cerca de los máximos recientes y lejos de las zonas de peligro. Desde los máximos del final de enero, tras más de un 10 por ciento de subida en poco más de un mes, el retroceso se lleva menos de un 3 por ciento en la última quincena. 

Queda por comprobar si el conato de miedo que surgió en los mercados de renta variable, se queda en un episodio aislado o si será una norma en lo que queda de tiempo de presentación de resultados empresariales. Unos resultados que no deben calificarse como decepcionantes, sino que no prestan aval a la euforia de expectativas contenidas en los precios de las acciones.

El dinero es más miedoso de lo que parece y cuando surge el mínimo atisbo de peligro, busca el refugio de mayor seguridad. A la vista de la evolución de las cotizaciones de los bonos, de las divisas y de los metales, durante los descensos de las acciones, se puede plantear la hipótesis de que el activo elegido por el dinero para protegerse del chaparrón fue el oro. Algo que deberá tenerse en cuenta, para las próximas ocasiones en que se repita el miedo o el pánico bursátil. Pero el dinero también es bastante traidor y vende su lealtad con facilidad. Bastará con que se le pase el susto, para que salga del cobijo con la misma agilidad con la que entró. Y así siempre. 

Por eso me parece pronto para dar por finalizada la corrección del oro. Sin otro empuje del dinero de las bolsas, aún habrá que esperar a que sea el proveniente de la renta fija el que anime las inversiones de los fondos que compran oro y, mientras tanto, seguramente asistir a la obligada dependencia del oro con el valor del dólar en relación con otras divisas. Lo que vendrá a traducirse en pocos movimientos.

Soportes y resistencias del oro

El indicativo de que algo más que el control del billete verde americano está detrás de la evolución del oro, lo encontraríamos por encima de los 1.350 dólares por onza como resistencia y los 1.290/1.285 como soporte.

Si se llegaran a superar los 1.350 dólares, el oro estaría en perfectas condiciones de acometer la llegada al objetivo en la zona de los 1.390/1.400 dólares, con cierta rapidez. Por el contrario, si se pierde el soporte por debajo de los 1.285 se amenazaría el nivel de los 1.260 dólares que deben respetarse si no se quiere ver peligrar la tendencia alcista comenzada hace dos años.

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Por el momento no se aprecia una actividad relevante, ni compradora ni vendedora, por parte de los fondos que invierten en oro y que han sido el motor de las tendencias del oro en la última década. Hablaremos de nuevo sobre este tema la próxima semana, cuando haya analizado y digerido los datos oficiales recién publicados por el Consejo Mundial del Oro.

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