El interés en el oro

Hace poco que una persona, experta en reconocer y evaluar qué informaciones demanda el público a los medios de comunicación,[…]

Hace poco que una persona, experta en reconocer y evaluar qué informaciones demanda el público a los medios de comunicación, me trasladó su opinión acerca del escaso interés que el oro despierta entre los consumidores de información. Para mí, por venir de quien venía, resultó una sentencia demoledora, un jarro de agua fría que hizo tambalear la dedicación semanal para este artículo.

Pero como todos, por genética alimentada por famosos y dirigentes, tenemos cierta capacidad en echar la culpa a los demás, enseguida me repuse para señalar a los medios de comunicación como corresponsables necesarios del posible desinterés, en connivencia involuntaria o voluntaria con un sistema financiero al que le conviene la desvinculación con el metal amarillo. Si el desinterés afecta al comunicador, se trasladará en forma de ignorancia al receptor. Si no hay oferta no hay demanda. A qué extremo hemos llegado.

No sé cuánto interesa el «tema del oro» en la actualidad, pero sí sé lo importante que es conocer su papel a lo largo de la historia, no solo como el instrumento financiero de especulación que suele ser motivo de estas líneas, sino en especial como la reserva de valor que representa, en su cualidad de ser el único dinero aceptado en cualquier lugar del mundo. 

Cómo no va a ser importante si es el contrapeso de protección en las reservas de todos los bancos centrales y, en toda la historia, el mejor y casi único salvavidas económico y financiero en periodos de gran adversidad social. Así que, aquí estoy al pie del cañón, para mantener viva una pequeña llama. A ver si se propaga y a base de oferta crece la demanda en conocer más sobre el oro.

A falta del magnífico libro que mi amiga Marion Muller, y esta sí que es una gran experta en la materia, está rematando para iluminar el camino y llamar la atención sobre el oro, por si alguno de ustedes es un «rara-avis» interesado en este asunto, le recomiendo que lea «Las Guerras del Oro» escrito por Ferdinand Lips, un banquero de aquellos, con principios, que tampoco interesan en nuestros días. Después, si no ha despertado su interés díganmelo para cuestionar mis principios, y si ha logrado el objetivo de inquietarles, por favor, divulguen sus opiniones; a ver si a base de hablar de ello, la persona que les comentaba al principio se interesa y ejerce de eco. Pocas cosas son imposibles.

Mientras tanto dediquemos el resto del artículo a hablar de especulación con el oro a corto plazo que, junto a relojes, joyas y ornamentos, parece ser el último resquicio de interés entre las gentes. 

Lateral con sesgo alcista

En los últimos días la cotización del oro ha desarrollado una fase lateral entre los 1.220 dólares, que antes fueron resistencia y ahora actúan como soporte, y los 1.235/1.230 como resistencia, ligeramente abatida, del intervalo que se debe resolver para favorecer el reparto de probabilidades en un sentido u otro de los precios a corto plazo.

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Por la tendencia vigente y el punto en que se encuentra, es más probable la continuidad alcista, no solo hasta el siguiente punto de control en los 1.250/1.255 dólares por onza, sino hasta el proyecto de rozar los 1.270 dólares en las próximas semanas y, quien sabe, tener la ilusión de acariciar la directriz bajista en vigor desde hace seis años en la zona de los 1.285 dólares.

Sin embargo no se puede descartar, porque hay que tener muy presente esa posibilidad, que el oro se descuelgue en los próximos días por debajo de los 1.220 hasta apoyarse en los 1.205 dólares, difíciles de batir en un primer momento y que se postulan como el límite a respetar para mantener intacta la directriz alcista principal del rebote desde principios de año, la directriz que se obtiene uniendo con la vista el mínimo en 1.125 de finales de diciembre y el mínimo en 1.180 de finales de enero.

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