El acuerdo europeo no facilita un agosto tranquilo

Pensar que el acuerdo de los líderes de la zona euro nos va a proporcionar un tranquilo mes de agosto[…]

Pensar que el acuerdo de los líderes de la zona euro nos va a proporcionar un tranquilo mes de agosto es sólo una vana ilusión. Los mercados están rodeados de tanta incertidumbre, tantas variables y tantos elementos decisivos en la formación de precios que será muy difícil, si no imposible, que este mes de agosto no tenga un comportamiento tan volátil y peligroso como el de los últimos años.

Es verdad que el pacto europeo es importante e incorpora nuevas reglas de juego para impedir la presión especulativa sobre los mercados ante futuros problemas de los países que han sido rescatados o aquellos que tuvieran el riesgo de serlo. Pero, suponer por ello, que la presión especulativa se va a retirar... es mucho suponer. No olvidemos que la única situación con la que los mercados sentirían una sólida estabilidad sería con la creación de los eurobonos, títulos que contaran con el aval de los países más fuertes de la Unión Europea y que podrían ser emitidos en beneficio de los más débiles a cambio de una cesión de su soberanía en la política fiscal. Esta fórmula no la desea Alemania, aunque tampoco le supondría un alto coste. Sin embargo, los mercados seguirán presionando hasta tratar de conseguir un compromiso todavía mayor franco-alemán en el apoyo financiero de los países europeos más débiles.

La actitud de las empresas de calificación seguirán siendo un elemento desestabilizador. En buena parte porque estas compañías dicen lo que a los responsables políticos no les viene bien que se conozca: que la solución que se ha dado a la deuda griega es una forma de quita encubierta, un "impago restringido" que, fundamentalmente, han de asumir las entidades financieras y los países más fuertes. ¡Claro que sí! ¿Alguien piensa que puede resolverse el problema griego sin una fórmula semejante?

Estados Unidos aportará también su grano de arena para hacer de agosto un mes peligroso por mucho que los republicanos cedan y permitan a Obama un mayor endeudamiento. Lo harán a disgusto, porque preferirían mantener al país por más tiempo sobre el precipicio, pero a cambio de unas contrapartidas que debilitará al gobierno estadounidense. Un gobierno estadounidense débil es siempre malo para la economía mundial. Desde luego para su moneda.

No olvidemos tampoco a China, que ha demostrado una gran capacidad de tomar el testigo de los problemas cuando la situación económica se hace más estable en el resto del mundo. China tiene embalsado una gran cantidad de problemas, consecuencia de su necesario y fuerte crecimiento, que en algún momento podría complicar su evolución.

Por lo demás, es cierto que agosto va a dar una cierta tregua a algunas compañías. En septiembre, culminada la colocación en Bolsa de Bankia, será el momento en fijarse en la gestión y en la capacidad de generar recursos por parte de las entidades financieras españolas. Algunas de ellas está dando señales de dificultades porque la morosidad, entre otras cosas, se va a deteriorar más aún en los próximos meses.

A pesar de todo, calma y descanso. Nos quedan por vivir momentos muy decisivos para la economía europea y la española.

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