¿Vuelven a relajarse las entidades en la concesión del crédito?

Estamos viendo ya los principios de una expansión del crédito indebida, con operaciones que no responden a un criterio estrictamente[…]

Estamos viendo ya los principios de una expansión del crédito indebida, con operaciones que no responden a un criterio estrictamente empresarial, que no están valorando bien el riesgo». Este mensaje, ya de por sí es inquietante, por todo lo que conlleva, pero si le añadimos que su autor es, ni más ni menos, que el presidente del BBVA, Francisco González, el temor aumenta, porque a todos nos recuerda el origen de la crisis financiera, el inicio del gran desastre que todavía no ha terminado.

La historia se repite, porque a estos avisos iniciales sobre la nueva mecha que se está encendiendo nadie les hace caso, suelen generar indiferencia hasta que la bomba estalla. Y luego vienen las lamentaciones y los recuerdos de las advertencias que hizo en su día el presidente del BBVA. Me imagino que el Banco de España habrá tomado nota de estas palabras, porque sería imperdonable que volviera a mirar hacia otro lado, mientras las entidades financieras vuelven a aflojar los criterios de riesgo y aprovechan la enorme cantidad de dinero barato que hay en el mercado para caer en la misma tentación que nos condenó hace unos años.

¿Y los datos que nos dicen? Pues que la contratación de hipotecas en España lleva nueve meses consecutivos creciendo a un ritmo de dos dígitos. O que la operaciones de compraventa de viviendas, sobre todo las de segunda mano, acumulan 13 meses consecutivos de aumento. No seré yo quién diga que estos datos son malos para la economía española. Al contrario. Pero de entrada veo dos problemas. Uno, que ese grifo del crédito que se ha vuelto a abrir no se controle, ni se cierre a tiempo y vuelva a inundarnos. Y dos, que vamos a intentar salir de la crisis de la misma forma que entramos, es decir, a lomos del «ladrillo». 

Se ha hablado mucho estos años de la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento de la economía española, pero no se ha hecho nada. Seguimos igual. Volvemos a depender del sector inmobiliario y del turismo para salir de esta crítica situación. Y eso, aunque a corto plazo sirva para que nuestros gobernantes saquen pecho y no paren de hablar de recuperación, a largo plazo ya sabemos cómo acaba la historia.

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