Una herramienta para evitar crisis en la venta de productos financieros

Por fin la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha podido realizar su primera prueba de «mystery shopping» o[…]

Por fin la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha podido realizar su primera prueba de «mystery shopping» o cliente misterioso, que consiste en simular visitas de clientes a oficinas bancarias para comprobar si es correcta la forma en que se comercializan determinados productos de inversión. El ejercicio, como era de esperar, ha permitido detectar una serie de «debilidades», en palabras de la CNMV, en las prácticas de comercialización de los productos financieros, es decir, que hay ciertas insuficiencias en la información sobre comisiones, costes y gastos aplicables a los instrumentos financieros ofertados o se han detectado recomendaciones implícitas que se formulan verbalmente pero que no son reconocidas como asesoramiento. También que la totalidad de los fondos de inversión que se ofrecen son los gestionados por el propio grupo de la entidad correspondiente. O sea la realidad del día a día de una sucursal bancaria, para lo que no se necesita un cliente misterioso que lo descubra.

En cambio, aunque  la CNMV no lo indicara en su comunicación sobre la puesta en marcha de esta herramienta, el recorrido que puede tener el «mystery shopping» es fundamental para evitar de manera anticipada crisis masivas de comercialización de productos financieros entre inversores minoristas. Así lo concibió la anterior presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, cuando se propuso introducir clientes misteriosos en las oficinas bancarias. Sensibilizada por el escándalo de las preferentes con el que se encontró nada más aterrizar en el organismo supervisor, la anterior presidenta se marcó como principal objetivo la puesta en marcha de medidas de supervisión preventiva que alertaran de posibles fraudes entre pequeños inversores. Y el «mystery shopping» es una herramienta clave para frenar la colocación masiva de productos como las preferentes, deuda subordinada o acciones que no son aptas para determinados perfiles de inversores.
Conocer lo que se está cociendo en los hornos de las sucursales bancarias es lo más importante de la actuación de los clientes misteriosos. Lo que diga la red comercial en su trato diario con su clientela habitual es más difícil de corregir.  Todos los intentos que se han hecho antes, durante y después de la crisis han fracasado.

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