¿Qué siete razones mantienen la compra de empresas?

Si miramos el escenario económico actual, puede parecer ilógico que la compraventa de empresas esté imparable. Tenemos un PIB mundial[…]

Si miramos el escenario económico actual, puede parecer ilógico que la compraventa de empresas esté imparable. Tenemos un PIB mundial en ralentización, la desaceleración de la economía china, el aumento de la deuda mundial y hasta una posible recesión en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de todos estos factores, la compraventa de empresas sigue en máximos.

En 2018 el número de operaciones de compraventa se incrementó un 12 por ciento frente al 2017. A pesar de las incertidumbres políticas y económicas para el 2019 no hay señales en España de ralentización en las operaciones corporativas.

Podemos identificar siete motivos que son fuente de esta hiperactividad:

1. Las grandes empresas acumulan mucha liquidez y se ven obligadas a ponerla a trabajar si quieren generar retorno para los accionistas. La compra de nuevas empresas es una vía para incrementar ventajas competitivas y, a la vez, protegerse frente a posibles OPAs de terceros.

2. El acceso al crédito ultra barato es un estímulo para apalancarse y poder pagar las adquisiciones. A su vez, los bancos necesitan prestar para generar beneficios ya que su alternativa es pagar por tener depositado el dinero en el BCE.

3. Las revoluciones tecnológicas están mezclando sectores, obligando así a muchas compañías a adquirir fortalezas invadiendo sectores adyacentes. Lo vemos, por ejemplo, en las agencias de publicidad, que se ven forzadas a comprar empresas tecnológicas ante la desaparición de su mercado tradicional. La industria vive la revolución del internet de las cosas y el mundo del automóvil vive una revolución total.

4. Cuando los clientes se globalizan, los proveedores, si quieren continuar sirviéndoles, se ven obligados a seguirles haciéndose también globales. La tendencia a la concentración de grandes grupos obliga a sus proveedores a imitarles. Para poder servirles de una manera completa realizan adquisiciones en los diferentes países en que operan sus clientes.

5. Muchas empresas españolas son fruto del gran crecimiento del país después de la crisis de los años 70. Sus propietarios están en edad de jubilación y muchos no tienen sucesión, con lo que su única alternativa es la venta.
6. Tenemos que sumar a los factores ya citados que la empresa española mediana no dispone del tamaño ni de las economías de escala de sus homólogas francesas o alemanas, y esto provoca unas desventajas competitivas que estrechan sus márgenes de manera progresiva. Los empresarios inteligentes ven la solución en integrarse en grupos internacionales que les doten de estas fortalezas.

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7. Como guinda, el capital riesgo dispone de más de 4.000 millones de euros en liquidez, listos para invertir en España, en muchos de los casos con una filosofía de concentrar sectores todavía desagregados.
En definitiva, hay momentos únicos, como ahora, en los que la liquidez abunda, los tipos de interés están en mínimos y se pagan precios altos. Tal vez resulte oportuno para algunos empresarios aprovechar este entorno de elevadas valoraciones para vender a un grupo internacional o a una entidad de capital riesgo que inyecte el capital necesario para llevar su empresa a la siguiente dimensión.

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