No crece el consumo interno
Una buena noticia publicada el viernes pasado fue que la inflación armonizada interanual del mes de septiembre caía a niveles record de un 0.5%.
Una buena noticia publicada el viernes pasado fue que la inflación armonizada interanual del mes de septiembre caía a niveles record de un 0.5%. Buena noticia para los asalariados y pensionistas que sin ajustes vinculados al índice de precios de consumo no se verán demasiado afectados por un incremento excesivo de los precios. El efecto subida del IVA del año pasado es el que ahora está provocando estos descensos al hacer la comparativa interanual.
Aunque no debemos olvidar que no siempre las caídas generalizadas de los precios de consumo o de producción son señales positivas de la economía. Las economías que no crecen pueden llegar a sufrir la temida deflación. Japón lucha actualmente con medidas extraordinarias de política monetaria ultra expansivas contra este fenómeno, que le ha asolado durante casi dos décadas, y que ha impedido que el país creciera durante todo este tiempo. No es el caso de España, desde luego, donde la estructura productiva y de consumo del país ha sido tradicionalmente inflacionista, pero si tenemos en cuenta la evolución de otros dos datos de la economía, que están íntimamente ligados con el consumo, no sería descabellado pensar en que este fenómeno se produjera.
Me refiero al nivel de desempleo y a su consecuencia inmediata, que es el consumo interno. El viernes pasado también se publicó un dato negativo, las ventas minoristas caían un preocupante 4.5% en el mes de agosto, siguiendo una estela bajista, que viene produciéndose desde el año 2007, y que no parece encontrar su fin.
Difícilmente vamos a poder hablar de salida de la crisis mientras el consumo interior no se restablezca, y éste no lo hará hasta que, al menos, las expectativas de empleo no sean tan desfavorables como las actuales. El propio presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha comentado esta situación de falta de demanda, relacionándola con la imposibilidad de acceso al crédito de las economías domesticas, y ha mostrado su intención de hacer todo lo que de parte del Banco Central sea posible para zanjar esta peligrosa espiral.
Los ya populares brotes verdes están apareciendo realmente en la economía mundial, y creo que podríamos empezar a hablar de recuperación. Como ejemplo, las cifras de comercio internacional están saliendo desde los niveles más bajos alcanzados tras la crisis. La compañía de transporte de contenedores marítimos Maersk daba a conocer sus previsiones de crecimientos, que son de entre un 4% y un 6% para el próximo año, desde niveles de un 2.5 % el año anterior. La compañía ha manifestado que espera un resurgimiento del comercio internacional, ya que la crisis de Europa, que ha influido en los últimos años de manera negativa, está llegando a su fin.
Otro indicador como el Baltic dry freight index, que mide el coste de los fletes marítimos, también ha experimentado un incremento de un 200% durante el año. Efectivamente todo indica que la actividad global se reanuda. En España, y en gran parte de Europa, se necesitaría desbloquear el circuito de crédito para que el empuje que necesitamos para subirnos al carro del crecimiento se pueda producir.