Myrna, 11 años: 'Lo peor de un campo de refugiados es cuando llueve, hace mucho frío'

«Lo más difícil de vivir en un campo de refugiados es cuando llueve, hace mucho frío». Lo dice Myrna, una[…]

«Lo más difícil de vivir en un campo de refugiados es cuando llueve, hace mucho frío». Lo dice Myrna, una joven iraquí de once años que vive desde hace dos en el campo de refugiados de Harsham (cerca de Erbil, en el Kurdistán iraquí). Es uno de los testimonios que Unicef, a través de una videoconferencia, ha ofrecido este martes para presentar su informe «Acción Humanitaria para la Infancia 2017», en el que se hace el mayor llamamiento de fondos para acción humanitaria de su historia: 3.300 millones de dólares.

El informe destaca que uno de cada cuatro niños (535 millones) vive en países afectados por situaciones de emergencia, desde Yemen hasta Chad, Nepal o Haití. una situación que se ha agravado por la crisis de refugiados, que es la que más recursos requiere, con más de 354 millones de dólares solicitados para Siria y otros 1.041 para los refugiados y las comunidades de acogida en Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía.

Los cálculos de Unicef sitúan en 4,8 millones de personas desplazadas por el conflicto, de los que 2,2 millones son niños. Sin embargo, estos no siempre quieren regresar. «No quiero volver a mi casa. No quiero ver su destrucción», explica Myrna. Lo corrobora Bastien Vigneau, coordinador de Emergencias en Irak: «Sabemos que Daesh ha puesto minibombas en las paredes de las casas, en juegos... los refugiados quieren regresar a sus casas, pero tienen miedo a volver a un lugar que ha sido destruido y que puede ser muy peligroso. Cuando Daesh se va de un territorio, deja cosas muy malas».

Según la experiencia de Vigneau, lo que está ocurriendo en Mosul es «increíble». También lo es la fortaleza de los niños, que se enfrentan a «un nivel de violencia sin precedentes». Sin embargo, entre las peticiones de los menores siempre se encuentra la construcción de escuelas, para no perder más años de estudio, y el poder estar con sus amigos. «Lo único que desean es tener una vida normal, jugar e ir a la escuela». Mientras, los cooperantes también se preocupan por las epidemias o por el agua, porque aunque consigan tener acceso a ella, existe el riesgo de epidemias como el cólera.

Como ha destacado Carmelo Angulo Barturen, presidente de Unicef Comité Español, con la previsión de fondos hoy detallada, Unicef quiere cubrir necesidades de acceso a agua potable, acceso a la educación, prevenir la desnutrición y adquirir vacunas. «Son los llamados conflictos olvidados, pero esta gente lo sigue pasando mal».

Como ha dicho Myrna, en un poema de despedida: «Me han quitado mis sueños, me han quitado mis cosas, me han quitado mis maletas, me han quitado hasta mi lugar. ¿Por qué no puedo decir las cosas? ¿Por qué no puedo gritar? ¿Por qué no puedo narrar mi problema y que se oiga en todo lugar? Aunque esté desplaza, soy iraquí, esté en cualquier lugar.

Puede consultar el informe completo de Unicef aquí.

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