Malos tiempos para el dinero

Hubo un tiempo en el que las entidades financieras competían por el dinero de la clientela y eso permitía a[…]

Hubo un tiempo en el que las entidades
financieras competían por el dinero de la clientela y eso permitía a los
ahorradores reivindicarse y hacerse querer ante los bancos. Sin embargo, ahora
no son buenos tiempos para rentistas y, en general, para los que confían su
presente y futuro en el dinero que poseen. No se remunera su posesión y el
Banco Central Europeo (BCE) ha insistido en que mantendrá esa política todo el
tiempo que haga falta.
Por su parte, la Reserva Federal Americana (FED),
comprometida en una subida de tipos paulatina del precio del dinero, ha
decidido también retrasar tales propósitos. Ahora el objetivo es impulsar la
actividad económica poniendo todos los recursos monetarios que sean necesarios
para ello. Lo malo es que, además de esos recursos, haría falta otro tipo de
iniciativas, que no llega, para lograr tal impulso.

 En este escenario, los
ahorradores/inversores sólo tienen dos alternativas: asumir  riesgo y apostar por la renta variable en un
momento de fuerte volatilidad en los mercados o mantener su dinero en
posiciones conservadoras sin apenas obtener remuneración. Algunos han dado ya
el año por concluido antes de que acabe el primer trimestre
y han decidido
quedarse en liquidez hasta que los bancos decidan seguir la política del BCE y
cobren también por los saldos líquidos. Porque todo puede llegar.

 En cualquier caso, el riesgo de la
apuesta por la renta variable es grande en mercados como el español, donde los
valores bancarios tienen un gran peso. Con tipos de interés tan bajos, las
entidades financieras, cuya materia prima es el devaluado dinero, carecen de
márgenes en su negocio y ello no se compensa con una demanda de créditos de
cierta solvencia. La presión sobre las comisiones se incrementará más todavía
para la obtención de ingresos, lo que tampoco es buena noticia para los
ahorradores.
Por otra parte, son muchos los que con la reciente caída bursátil
han llegado a la conclusión que no deben asumir más riesgo del que recomienda
su perfil, por mucho que los fondos conservadores y los depósitos apenas den
rentabilidad.

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