Hassán II pensaba movilizar tropas en una guerra por el Sáhara español

3 de octubre de 1975, la Secretaría de Estado de EE.UU. que dirige Henry Kissinger recibe un análisis de la[…]

3 de octubre de 1975, la Secretaría de Estado de EE.UU. que dirige Henry Kissinger recibe un análisis de la CIA con título «La invasión marroquí del Sáhara español». Tan solo un mes antes de la conocida como «Marcha Verde» (6-9 de noviembre), por la cual Hassán II decidió finalmente invadir el territorio español por métodos pacíficos, la agencia de inteligencia estadounidense analizó las consecuencias de una guerra hispano-marroquí en la cual veían como claro ganador a España, a tenor de la valoración de fuerzas que realizaron: «Madrid podría reunir suficientes fuerzas de su propio Ejército para derrotar una invasión marroquí».

Frente a los «12.000-15.000» soldados marroquíes apostados en la frontera sur para una hipotética invasión militar que finalmente no se produjo, España contaba en la zona con 16.000 efectivos de Tierra y Aire así como una fuerza adicional de 20.000 soldados en las Islas Canarias.

A ello habría que añadir una capacidad adicional española con 51 carros de combate y 35 vehículos blindados, así como 60 caza-bombarderos inmediatamente disponibles. Además dos escuadrones de cazas F-5 y cuatro escuadrones de Mirage III y F-4C de reserva en España.

Según la CIA, una de las preocupaciones de los marroquíes ante una inminente guerra era una posible intervención militar argelina en apoyo del Frente Polisario en un momento en el que aún se esperaba la decisión de la corte del proceso descolonizador del Sáhara Occidental en el seno del Comité de Naciones Unidas.

Sin embargo, a juicio de la CIA, Marruecos jugaría una última carta para internacionalizar el conflicto con el mundo árabe y disuadir así a Argel de entrar en una guerra para favorecer la independencia del Sáhara Occidental a favor del Frente Polisario: «Según informes, Marruecos está organizando una presencia simbólica en Rabat de tropas de Siria, Egipto, la OLP [Organización para la Liberación de Palestina] y posiblemente de Arabia Saudí para disuadir psicológicamente a Argelia de una intervención militar. Sin embargo, no tenemos evidencia de que tropas árabes hayan llegado aún a Marruecos, aunque pequeños contingentes podrían hacerlo rápidamente. Dudamos que la mayoría de países orientales árabes se involucren en un potencial conflicto interárabe excepto para tener algún papel mediador, aunque la OLP puede ser la excepción».

En un documento de cuatro páginas y firmado por el entonces director William Colby, la CIA analiza cuáles serían las demandas de España y Marruecos a Washington.

«Madrid pediría a Washington su apoyo [...] El Gobierno español esperaría que la cooperación de defensa entre España y EE.UU. justificaría al menos un apoyo diplomático, particularmente si los marroquíes, contrariamente a las garantías iniciales, emplean armas fabricadas en EE.UU. en el ataque», reporta la CIA en el punto seis del documento.

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Por otro lado, «una posición de estricta neutralidad es probable que sea demandada como mínimo por parte del Rey Hassán II si no queremos que las relaciones bilaterales se vean seriamente afectadas».

Unidad inicial en España

El documento, dado a conocer por la CIA antes de la salida de Barack Obama de la Casa Blanca, también analiza las repercusiones internas de una guerra potencial entre Marruecos y España para los respectivos regímenes. «Si Marruecos pierde esta apuesta podría conducir a la caída del actual Gobierno en Rabat. Por otro lado, un conflicto duradero y con grandes bajas por el lado español podría provocar una crisis política interna en Madrid».

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En el informe de la CIA se asume que la supervivencia de la monarquía alauita de Hassán II podría depender de su éxito, si finalmente decide llevar a cabo ese enfrentamiento. «Hasta la fecha la mayoría de los marroquíes han apoyado la posición de Hassan respecto al Sáhara español, pero si una apuesta militar fracasa podría asumir serios problemas y ser vulnerable a un golpe de Estado».

En el lado de España, «inicialmente, un conflicto armado con Marruecos uniría a la mayoría de los españoles y serviría al régimen para distraer a la opinión pública de los problemas internos. Si la lucha se encona, sin embargo, la guerra podría convertirse en un asunto que dividiría a los españoles. La división también aparecería en los militares -hasta ahora el elemento más estable de la sociedad española- que eventualmente estaría en desacuerdo sobre las ganancias de involucrarse en la lucha de un territorio que el propio gobierno ya ha anunciado su intención de abandonarlo».

Sin mencionar una marcha

El análisis de la CIA, un mes antes de que se produjera la Marcha Verde, en ningún caso contemplaba la que al final fue la carta que utilizó Hassán II para hacerse con el control del Sáhara Occidental, sin esperar a ninguna resolución de la ONU que «podía ser ambigua o desfavorable para Marruecos». En ningún momento se menciona una toma pacífica por parte marroquí de este territorio aprovechando la debilidad interna de España con el precario estado de salud de Franco.

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