Garantizados: ¡No es manera de competir!

Siguen siendo los reyes del mercado, en un entorno en el que el inversor necesita respuestas para proteger su dinero de la inflación

De los casi 40 fondos de inversión registrados en la CNMV desde principios de año, la mitad es producto garantizado. A priori, esto no debería llamar la atención. Estamos en un mercado conservador, al que no le gusta el riesgo y que valora mucho la protección del capital. No en vano, el garantizado ha sido durante años el rey de la industria española de fondos. Ahora bien, este excesivo protagonismo del garantizado no casa con las promesas de políticas comerciales de muchas de las entidades que los promocionan. En recientes encuentros con la prensa, algunos de los responsables de esas entidades han asegurado que el garantizado, pese a ser un producto relevante, no va a ser la estrella de sus estrategias comerciales. Por contra, lo serán los fondos perfilados (por nivel de riesgo) y aquellos que generan rentas... Por ahora, el registro de IIC de la CNMV cuenta otra historia, al menos, en lo que a fondos perfilados se refiere.

Es cierto que los fondos que generan rentas forman ya parte de las gamas de producto de las entidades españolas; y cada vez más. Pero no pasemos por alto el hecho de que muchos de esos productos salen al mercado bajo la carcasa de «garantizado».

Los fondos garantizados que mejor están funcionando, hasta ahora, son los vinculados a la renta fija. Según datos de Inverco (a cierre de febrero), en lo que va de año, estos productos habrían alcanzado unas suscripciones netas positivas por valor de unos 600 millones de euros (sólo superados por los de gestión pasiva, con 840 millones). Los garantizados de renta variable, sin embargo, continúan sin encajar, y acumulan salidas por valor de 400 millones de euros en los dos primeros meses de 2013. 

¿Qué hay de negativo o de malo en un fondo garantizado? En principio, nada. Se trata de un producto conservador que, en la mayoría de los casos, permite proteger el cien por cien del capital. Algo que muchos inversores siguen valorando. Pero entrañan riesgos e imponen condicionantes que, muchas veces, no se cuentan al que entra a una sucursal con el objetivo de contratar un producto «seguro». Para empezar, requiere de un tiempo de permanencia; además, las comisiones pueden llegar a ser altas (y no se justifican por el escaso trabajo que genera a la gestora). Por no decir que hay casos en los que no está garantizado el total del capital (garantía parcial). 

Si miramos hacia otros países, este es un producto que apenas se comercializa. Y en un momento en el que el inversor necesita respuestas para proteger su dinero de la inflación, flaco favor estamos haciendo limitando las opciones al minorista. 

En los últimos días, la CNMV ha lanzado un aviso a navegantes. Durante la presentación del Plan de Actividades 2013, su presidenta, Elvira Rodríguez, aseguraba que el organismo supervisor va a iniciar una serie de acciones de «supervisión preventiva» sobre los productos financieros hacia los que se dirija el capital saliente de los depósitos (como consecuencia de las limitaciones al extratipo). Y a nadie se le escapa que los garantizados juegan un papel relevante.

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