Europa

Los principales eventos que ayudarán a la recuperación son la cotización del euro frente al dólar, la bajada del precio del petróleo y la actuación del BCE.

Desde un punto de vista económico, las previsiones de 2015 para Europa son positivas, ya que concurren varias circunstancias que mejoran la posición de partida de años anteriores. Somos conscientes de que este año también tendrán lugar muchos procesos electorales que pueden interferir en este escenario base, pero nuestro valor está en el análisis económico que es el que vamos a abordar.

Dicho esto, los principales eventos que van a ayudar a la recuperación económica son la cotización del euro frente al dólar, (que mejora la competitividad de una zona netamente exportadora), la bajada del precio del petróleo, (que pensamos que se consolidará, aunque a niveles ligeramente superiores a los actuales), y la actuación del BCE. Como se observa, todos estos factores son básicamente exógenos, por lo que será necesario continuar implantando reformas, para que en el caso de que las circunstancias externas no fueran tan favorables, continuara la dinámica positiva gracias a factores endógenos. Entre los hechos más relevantes cabe destacar la reciente actuación por parte del Banco Central Europeo. 

Pese a que los mercados ya venían descontando el anuncio de un programa de compra de activos (QE), este ha sido más ambicioso de lo esperado, ya que supone un ritmo de compras de 60.000 millones de euros al mes. El presidente del BCE ha insistido en que la flexibilidad monetaria anterior era insuficiente para abordar el riesgo de un periodo de baja inflación demasiado prolongado. En este sentido, el programa tendrá vigencia hasta al menos septiembre de 2016, y, en todo caso, hasta que la inflación vuelva a la senda adecuada. Recordemos que el objetivo de inflación del BCE es el 2,0 por ciento. En términos netos, el programa anunciado ha superado las expectativas del consenso (importe, calendario no cerrado y sujeto a alcanzar el objetivo de inflación, vencimiento de las emisiones que se van a adquirir, pari passu -igualdad en la prelación de cobro con otros acreedores-, etc.). Sin embargo, algunas cuestiones no han sido contempladas, tales como un régimen de riesgo compartido, que hubiera alejado la amenaza de fragmentación, que tanta relevancia tuvo en las anteriores crisis de la zona euro.

Desde la perspectiva de los mercados, la actuación del BCE también tiene consecuencias notables, aparte de combatir, como hemos dicho, unas expectativas de inflación demasiado bajas (de hecho el forward a 5 años del swap de inflación a 5 años, que es la referencia que toman los bancos centrales, repuntó sensiblemente tras la reunión del BCE): mantiene bajos los niveles de tipos de interés a largo plazo, promueve la asunción de riesgos y contribuye a la depreciación del euro. En este entorno, nuestra previsión de crecimiento para Europa en 2015 está en el 1,3 por ciento frente al 0,8 por ciento de 2014, que ya supuso una mejora respecto al -0,4 por ciento de 2013 o el - 0,7 por ciento de 2012. 

Es cierto que las bolsas europeas ya han recogido parte de estas buenas noticias con subidas importantes en lo que va de año, pero pensamos que las alzas serán más amplias que las ya registradas. No obstante, este año va a ser más volátil que los anteriores y que habrá mucha más descorrelación entre las distintas clases de activos, por lo que la diversificación, siempre valiosa, adquirirá este 2015 una importancia clave.

Asimismo, nos reiteramos en nuestra idea de ausencia de valor en los bonos de los países centrales, e incluso en los periféricos.

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