El petróleo y el Banco Central Europeo

La reunión del Banco central Europeo celebrada el jueves pasado no cumplió las expectativas que la mayor parte del mercado tenía sobre ella.

La reunión del Banco central Europeo celebrada el jueves pasado no cumplió las expectativas que la mayor parte del mercado tenía sobre ella. Existía un sentimiento generalizado , que como en muchas otras ocasiones se trataba tan sólo de una mezcla de deseo e intuición sin gran fundamento, de que se anunciaría el comienzo de un programa de compra de bonos soberanos, es decir , el comienzo de un programa de QE. En gran medida el vicepresidente del Banco Central, Constancio, fue el responsable del surgimiento de estas expectativas por unas declaraciones a los medios de comunicación en la que se hablaba del primer trimestre del año 2015 como fecha probable de inicio del QE.

El propio Constancio tuvo que explicarse en la rueda de prensa y aclaró que se trataba de una mera hipótesis. No hay que profundizar demasiado para saber que la disensión dentro del BCE acerca de este tema es profunda y radical. Los opositores siguen en sus trece y Mario Draghi, aunque no necesita unanimidad para tomar una medida de este tipo, no quiere actuar demasiado fuera de consenso y sigue con su política de tira y afloja, una de cal y otra de arena, para evitar que los roces sean sea demasiado evidentes.

El presidente del regulador europeo se mueve con pies de plomo y se aferra a su mandato único de conseguir la estabilidad de precios. El objetivo de inflación es de ligeramente por debajo del 2%. Y el argumento de Draghi para embarcarse en un programa de compra de bonos soberanos es el de evitar la deflación. Pero como él mismo manifestó todavía siguen valorando los efectos de los programas ya iniciados, compra de titulizaciones y de cédulas hipotecarias, con su lentitud habitual y además hay que añadir un elemento nuevo de análisis que es la caída del precio de petróleo.

El precio del crudo ha caído un 40% en los últimos seis meses y este descenso del precio de los combustibles fósiles ha provocado que la inflación descienda en Europa Este efecto de caída de los precios por el efecto del petróleo no necesariamente tienen que ser deflacionista. Como sabemos, los bancos centrales miden el nivel de precios a través de la inflación subyacente en la que se excluyen energía y alimentos, debido a que estos dos elementos tienen un alto grado de volatilidad y estacionalidad que pueden producir variaciones altas que sin embargo no se prolonguen en el tiempo. Y efectivamente, lo que preocupa no es que los precios caigan, sino que lo hagan de manera continuada en el tiempo, en definitiva lo importante son las expectativas futura de los precios ya que esta es la que influye de manera decisiva en la producción y en el consumo.

Sostengo con ello que este elemento puede ser un argumento para retrasar la puesta en marcha de un programa de QE e incluso en caso de estabilización de precios de petróleo en los niveles actuales o ligeramente más bajos, caso altamente probable, que al final no sea necesario tal programa .

Si la inflación principal se estabiliza y no existen efectos de segunda vuelta, el BCE se quedaría sin argumentos para este tipo de programas y a ello habría que añadir el efecto de estímulo, esto lo ha reconocido Draghi, que sobre la economía Europea, netamente importadora de petróleo, provoca un menor precio del crudo. La energía más barata aumenta la renta disponible y hace crecer la demanda doméstica, uno de los factores que componen el producto interior bruto más deprimido en la mayoría de los países europeos.

En resumen, si el petróleo se nos para en la zona de 60 dólares de barril, la inflación deja de caer y el consumo interno despierta, además de los efectos que sobre el crédito irá teniendo la política de compra de ABS, de poco volumen pero que algo se notará, es muy probable que el BCE no tenga que ir al controvertido QE. Si esto es así, podríamos decir que estamos viendo los mínimos en la caída del euro de momento

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