El oro, un valor con mayor atractivo

Analizando la trayectoria del oro durante los últimos meses, podemos apreciar sin lugar a duda, como una vez más ante la incertidumbre en los mercados de renta variable, este codiciado metal precioso pasa, en gran parte, a ser el ojito derecho de aquellos inversores que buscan un valor refugio en donde invertir o especular.

Analizando la trayectoria del oro durante los últimos meses, podemos apreciar sin lugar a duda, como una vez más ante la incertidumbre en los mercados de renta variable, este codiciado metal precioso pasa, en gran parte, a ser el ojito derecho de aquellos inversores que buscan un valor refugio en donde invertir o especular.

Más allá de la volatilidad que pueda llegar a generarse en dicha materia prima, en relación al volumen de extracción en el proceso de obtención de la misma. Lo que está claro es que su principal motor de revalorización, es el miedo en la economía.

Si echamos un vistazo atrás, vemos como desde mediados de 2011, momento en el cual la crisis hipotecaria ya había azotado con fuerza la renta variable, el oro marcaba sus máximos alcanzando un precio aproximado de más de 1.900$ la onza. Es a partir de ese momento cuando el precio del tan querido metal empieza a retroceder hasta alcanzar los mínimos de poco más de 1.000$ a finales del año 2015.

Por tanto, la relación directa e inversa que presenciamos en dicho momento, por la que a medida que la crisis financiera se acentuaba, el precio del metal ascendía con una rapidez abrumadora, la volvimos a ver pocos años después tras producirse las mejoras que motivaron un crecimiento económico en las principales economía mundiales, llevando al oro a mostrar su cara más amarga.

¿Y ahora qué? Dada la situación que hemos vivido a finales de 2018, con correcciones severas tanto en los principales selectivos europeos como americanos, y con las referencias macroeconómicas avisando de una ralentización en el crecimiento durante el segundo semestre del año pasado, parece haber mostrado motivos suficientes para volver a despertar el apetito por los valores refugio y en concreto el oro. Y es que en apenas seis meses, desde prácticamente finales de agosto, el precio ha pasado de los 1.150$ a los 1.300$ la onza, lo que supone una apreciación de más de un 12%. Y si nos centramos únicamente en el año 2019, la rentabilidad en apenas un par de semanas se aproxima al 5%.

Valorando tales acontecimientos, tenemos que tener en cuenta que de confirmarse e incluso consolidarse la ralentización económica a lo largo de este año, es más que probable que continuemos viendo como el oro sigue su escalada alcista para ofrecer tranquilidad a los inversores con más aversión al riesgo, y una oportunidad de especulación a aquéllos más dinámicos.

Antonio Sales, analista de XTB 

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