El misterio del «niño pintor» de Málaga al que se tragó la tierra en apenas 150 metros

El programa número once de «Desaparecidos» vuelve a honrar la labor de los medios de comunicación sacando a la luz[…]

El programa número once de
«Desaparecidos»
vuelve a honrar la labor de los medios de comunicación sacando a la luz casos de desapariciones sin resolver, o resueltas con explicaciones insuficientes. Retomando el mítico formato que Paco Lobatón llevó al éxito en la década de los 90, TVE emite cada miércoles un espacio que es todo un soplo de aire fresco para los familiares de desaparecidos que no han desistido en su búsqueda. Durante esta edición, volvieron a hablar, entre otros casos, del «niño pintor de Málaga». David Guerrero desapareció hace ya treinta y un años en la ciudad malagueña. Nadie vio salir de casa al pequeño de 13 años, ni dirigirse a la parada de autobús, ni tampoco subir a ningún vehículo. Aquel 6 de abril de 1987, el joven se desvaneció en Málaga de camino a la exposición de uno de sus cuadros. Su madre aún continúa con la esperanza de que vuelva a casa un día.

[La desaparición del «niño pintor» de Málaga sigue siendo un misterio]

Hace poco más de un año, la familia decidió comenzar los trámites para declararle legalmente como fallecido. Sin embargo, la investigación policial ha permanecido abierta. La última vez que David Guerrero Guevara fue visto por su familia salía de su casa para coger un autobús que le debía dejar en el centro de la ciudad. Se dirigía a la galería de arte «La Maisón», donde participaba en una exposición colectiva sobre la Semana Santa de Málaga. En ella, se presentaba con un cuadro de la imagen de Jesús del Sepulcro.

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Según relató Francisco Acedo, el periodista de ABC en 1987, «el pequeño, considerado muy normal y ajeno a cualquier idea de fuga infantil, es calificado por los críticos de arte como un niño prodigio de la pintura, con un gran porvenir nacional por sus excelentes dotes en el plano figurativo y realista». Solo el cuadro que exponía estaba valorado en 60.000 pesetas.

Se barajaron todas las hipótesis posibles sobre una desaparición en la que apenas habían pistas: solo se supo que David salió de casa y no llegó a la exposición. A partir de ahí, y pese a que había declarado que iba al centro de la ciudad en autobús, ningún vecino le vio. La Policía entrevistó a todos los conductores de autobús que trabajaron ese día, pero tampoco recordaron haber visto al joven.

La familia negó una posible fuga. «En el colegio tenía un excelente comportamiento escolar, no sufría problemas con sus padres y hermanos y, encima, apenas salía de la vivienda salvo al colegio y a la academia de pintura, su gran "hobby", para la que está superdotado», informaba Acedo.

Pronto se descartó también la hipótesis del secuestro. No se recibió ninguna llamada. «No saber nada sobre David es lo peor. Si tuviéramos algún indicio estaríamos menos angustiados. Si alguien se lo ha llevado debería llamarnos y contactar para ver qué es lo que quieren. Si es dinero, aunque no lo tenemos, lo buscaríamos como fuera...», imploraba su madre Antonia a los medios apenas 15 días después.

Incluso, a raíz de un aviso sobre un «niño pintor» en Portugal, se llegó a pensar que David podría estar siendo explotado por alguna banda de delincuentes. Sin embargo, la pista se esfumó. Algunos meses después, otra pareja española aseguró también haber visto al niño.

Otras suposiciones, como un posible accidente o un caso de amnesia por algún golpe también fueron comprobadas. La Policía utilizó todo tipo de medios para lograr pistas: perros amaestrados, especialistas en la búsqueda de desaparecidos, filtros en las fronteras con Portugal y Francia, rastreo en la sierra y en locales abandonados y semiderruidos de la capital... La familia, a su vez, ofreció recompensas a cambio de pistas fiables e incluso recurrió a «mediums», que aportaron información que no ayudó en nada a resolver el caso.

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