El mercadillo europeo

Mario Draghi y otros tantos votantes del Consejo del BCE se atrevieron a llevarle la contraria al poderoso Bundesbank y aprobaron el programa de compra de bonos de países con problemas que se conocerá por las siglas OMT

Mario Draghi y otros tantos votantes del Consejo del BCE se atrevieron a llevarle la contraria al poderoso Bundesbank y aprobaron el programa de compra de bonos de países con problemas que se conocerá por las siglas OMT , iniciales en inglés de transacciones monetarias directas.
La oposición alemana ha sido y sigue siendo frontal, hasta el punto que el viernes pasado la mayoría de los periódicos alemanes , de diferente orientación política, arremetían contra la medida con sentencias tan drásticas como " Es el fin del Bundesbank..." o " Ya no existe diferencia entre política monetaria y fiscal...". 

El ministro de finanzas Schauble se vio obligado a defender la medida aprobada por el BCE con juegos malabares de palabras. Llego a decir que estas compras de bonos no suponen financiación a los países, sino que se trata de una medida para facilitar la transmisión de la política monetaria, como también en su momento la calificó Draghi. Todo un espectáculo esperpéntico de un ministro de economía y un presidente de un banco central que para contentar a unos cuantos se embarcan en explicar lo inexplicable. Cualquier compra de bonos, las haga quien las haga, es una financiación al Estado que la emite y nada más. Que en el caso de España y posiblemente de Italia tenga efectos equilibradores que con posteridad haga la política monetaria más efectiva, de acuerdo, pero de entrada lo que hace el BCE es financiar al Estado Español o al italiano

Estos galimatías propios de mercachifles y charlatanes no son más que los resultados y las consecuencias naturales del lugar donde se desarrollan. Esto no es un mercado único supranacional con una moneda común, es un mercadillo de feria que cuando va bien todos sonríen pero cuando se tuerce el panorama cada cual se preocupa de su tenderete y se apresuran a marcar su territorio.

Lo define a la perfección el Profesor Peter Bofinger, de la Universidad de Göttingen y miembro del consejo asesor del Gobierno Alemán cuando dice que el comportamiento de la opinión pública alemana, que al final es la que lleva a los políticos a realizar esas afirmaciones, es como la de un niño que grita porque no quiere que se compren bonos, no quiere que se creen un eurobono y tampoco quiere que dote al fondo de rescate pero que al final y con la boca pequeña dice que quiere permanecer en el euro. Como bien indica el profesor, mejor sería que fueran honestos y reconocieran que lo que desean es volver al marco alemán. El sentimiento generalizado en Alemania es que se están gastando el dinero en mantener a sus vecinos pobres y despilfarradores.

Las políticas de compra de bonos fueron llevadas a cabo tiempo atrás por el propio Bundesbank y nadie levantó la voz ni causó el más mínimo sobresalto. Claro, lo que compraban eran bonos alemanes emitidos en marcos. 

El escenario político en el que se desarrolla el proceso es el que, de ahora en adelante, marcará el ritmo y la dirección de los acontecimientos. Y este escenario no parece ser el más favorable para nuestro país. 

Mario Draghi dejó bien claro que las compras de bonos por su parte estarán supeditas a una "estricta condicionalidad" que vendría impuesta por el Fondo de Estabilidad Permanente - que todavía no ha sido creado y está pendiente de aprobación por el Tribunal Constitucional Alemán. Con ello se lava las manos, como buen romano, y mantiene intacta su neutralidad e independencia. Pero la presión resurgirá por parte de los países llamados acreedores, liderados por Alemania, para que las condiciones macroeconómicas que se impongan sean lo más dura posibles. 

La prima de riesgo ha mejorado notablemente y el euro ha repuntado contra el dólar pero todavía no está todo ni dicho ni decidido y mucho menos solucionado. El Gobierno Español va a intentar por todos los medios no verse sometido a condiciones tan severas como las que han llevado a Grecia a la ruina. Se hablaba en el mercado que la presión viene por el lado de las rebajas de pensiones y eso en nuestro país es un tema tabú. 

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Todavía nos quedan unos cuantos episodios de este culebrón para ver al BCE comprando bonos españoles bajo su nuevo programa. Italia ya ha manifestado con excesiva alegría que no lo necesitará. Me temo que nos encontramos de nuevo sobrevalorando sin tener todos los datos en nuestro poder.

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