El gabinete de curiosidades de Javier Sáez, en el Museo ABC

Este año ha sido reconocido con el premio Nacional de Ilustración. El jurado destacó la calidad de sus obras, su[…]

Este año ha sido reconocido con el premio Nacional de Ilustración. El jurado destacó la calidad de sus obras, su creatividad y talento narrativo, su capacidad para construir mundos y contagiarlos. Hablamos con Javier Sáez Castán (Huesca, 1964) de esos mundos mágicos tan especiales que crea en sus ilustraciones. Unos mundos surrealistas, fantásticos, poblados por criaturas extraordinarias, que han tomado el Museo ABC en una exposición, «Prodigios y curiosidades», que repasa su trayectoria a través de medio centenar de trabajos. «Esos mundos salen de lo cotidiano, que tiene una capacidad de transformación. Lo que llamamos fantasía serían los otros rostros que adquiere lo cotidiano. La realidad no deja de sorprendernos», advierte el artista, afincado en Alicante, que tiene referencias tan dispares como Magritte y King Kong.

Pulpo del animalario creado por Javier Sáez
Pulpo del animalario creado por Javier Sáez- JAVIER SÁEZ

Como bien dice Pablo Auladell, otro flamante premio Nacional de este año (en su caso, de Cómic), las ilustraciones de Javier Sáez tienen mucho de los gabinetes de curiosidades del XIX: hay «armarios chinos, cuentos de Navidad sin estrellas, catálogos de sueños...» Junto a trabajos como «La merienda del señor verde», «Limoncito, un cuento de Navidad» o «La venganza de Edison», buena parte de la muestra la ocupan dos de sus libros:«Animalario universal del Profesor Revillod» y «El Animalario vertical», que acaba de ver la luz. Estos últimos surgieron en el Instituto Revillod, una peculiar creación de Miguel Murugarren y el propio Javier Sáez. En el primero, de corte académico y divulgativo, podíamos encontrar animales como el carfante, un elefante con cabeza de carpa. En el segundo, que sitúa en 1924, humaniza a los animales poniéndolos de pie, siguiendo el darwinismo. «Al humanizarse los animales, el libro se convierte en un espejo. Pero, como ocurre en el circo, hay dos caras: una alegre y festiva, y otra inquietante». Auladell cree que «ha acabado pareciéndose a los profesores decimonónicos de sus obras». ¿Es el Profesor Revillod un alter ego? «No lo sé. Es posible que uno acabe convirtiéndose en sus personajes. Sí me han dicho que me parezco cada vez más a él. Me resulta inquietante».

Ilustración creada por Javier Sáez para «Limoncito, un cuento de Navidad»
Ilustración creada por Javier Sáez para «Limoncito, un cuento de Navidad»- JAVIER SÁEZ

Fuegos de artificio

Poco a poco la ilustración en España va dejando de ser la Cenicienta de las artes: cuenta con un espacio como el Museo ABC, el cómic ha entrado en el Prado, hay un «boom» de los libros ilustrados... «Mi padre y mi abuelo siempre han sido lectores de ABC y yo veía en casa los ejemplares de Blanco y Negro. En este museo, desde luego, la ilustración, lejos de ser la Cenicienta, es la protagonista. Es muy bueno lo que está ocurriendo aquí. Es una ventana a unos fondos con un valor enorme, pero también hay eventos estupendos como Ilustrísima, donde nos reunimos, y exposiciones que permiten un conocimiento. Si salimos del Museo ABC, es cierto que ha habido cierto desconocimiento de la ilustración».

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¿Desconocimiento o desprecio? «Bueno, el desconocimiento ya es un desprecio. Cuando al ilustrador ni siquiera se le da la oportunidad de firmar su trabajo, como ocurría antes... hay un desprecio. Exposiciones como ésta ayudan a que cambie la situación. Pero también esto tiene sus riesgos. No creo que encumbrar al ilustrador como una estrella del rock sea la solución. En épocas en las que los ilustradores eran anónimos se han hecho verdaderas maravillas. Ahora todo pasa por los fuegos artificiales de las redes sociales. Y te puedes emborrachar». Hablando de estrellas, estos días está en Madrid Benjamin Lacombe, presentando su trabajo sobre Frida Kahlo. El ilustrador francés cuenta con legiones de seguidores. «Con algunos ilustradores hay cierto encumbramiento, hacen lo que les pide el público y a veces eligen el camino más fácil. Hay otras formas de relación con el público más inteligentes y creo que son las que habría que respaldar», explica Javier Sáez.

«Quiero dedicarme más al cómic»

Una de las ilustraciones de Javier Sáez presentes en la exposición
Una de las ilustraciones de Javier Sáez presentes en la exposición- JAVIER SÁEZ

¿Le molesta que le consideren un ilustrador para niños? «Se da por hecho que lo soy. No es así, pero no me molesta. Me parece estupendo que los niños lean mis libros. Es un público magnífico. Mi trabajo va dirigido a todos los públicos y tiene cierta vocación hacia el espectáculo, pero un poco menor. Me gusta esa atmósfera recogida y un poco cochambrosa de una barraca de feria. Pasen y vean... No es Hollywood, todo lo contrario».

Trabaja Javier Sáez en soportes tan dispares como la tabla o el aluminio. ¿Utiliza en sus trabajos el ordenador? «No. Tan solo hay alguna intervención digital en casos como ?El Animalario Vertical? y en un par de libros en los que yo hago el dibujo y Aitana Carrasco, una ilustradora muy conocida, aplica el color de forma digital». ¿Qué lugar ocupa el cómic en su trabajo? «Tan solo tengo uno publicado, ?Extraños?, pero quiero dedicarme cada vez más al cómic. Me interesan mucho los lenguajes que combinan narración e imagen. Y el cómic te permite contar cosas que no te permite un álbum. Necesito hacer cómics para poder contar historias más complejas de las que he contado hasta ahora».

Jackie y «Las Meninas»

Javier Sáez es el autor del cartel de la edición de este año de Ilustrísima, el Salón del Dibujo y la Ilustración que ayer se inauguraba en el Museo ABC. La protagonista es Jackie Kennedy. «El nombre del salón me hacía pensar en una mujer muy importante. Busqué un personaje mediático, que estuviera en un punto de mira. Y me encontré con la imagen del magnicidio en Dallas. Hay cierta ironía en poner la ilustración como un personaje muy importante, pero que no deja de estar amenazado. Es un juego entre la consagración que ha tenido a veces la ilustración y su fragilidad».

Y hablando de juegos, le maravilla a Javier Sáez el juego escenográfico entre autor, público y objeto, ese increíble laberinto de espejos que crea Velázquez en «Las Meninas».

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