El Banco Central Europeo toma las riendas

El Banco Central Europeo en su última reunión sorprendió al mercado con sus medidas, sin embargo no llegó hasta el nivel de implementar políticas de Quantitative Easing.

El Banco Central Europeo en su última reunión sorprendió al mercado con sus medidas, sin embargo no llegó hasta el nivel de implementar políticas de Quantitative Easing (compras masivas de bonos soberanos) como las que siguen realizando sus homólogos de Estados Unidos, Reino Unido y Japón.

Aún así, el anuncio de un programa de compras de titulizaciones de préstamos (ABS) que por primera vez llevará a cabo el BCE, junto con la ampliación de compras de cédulas hipotecarias, además de los recortes de tipos de interés de referencia hasta los niveles más bajos de la historia, pueden ser, sin lugar a duda, considerado como un avance fundamental en las competencias del supervisor bancario de la zona euro.

El progreso del BCE en la calidad de sus decisiones es significativo. No hay que olvidarse que tan sólo un año atrás hubiese sido impensable que el presidente del BCE incluyese en sus discursos menciones a la falta de crecimiento o al desempleo para justificar, aunque sea de manera indirecta, las decisiones de política monetaria. La ortodoxia dominante en la zona euro, liderada por el todopoderoso Bundesbank, había sido hasta ahora la norma.

La falta de progreso económico y la ya probada ineficacia de las políticas de austeridad auspiciadas por los países del núcleo duro europeo han servido de justificación a una política monetaria expansiva que, por primera vez, se sale de unos patrones excesivamente rígidos y que han obstaculizado, y hasta impedido, la salida de la peor crisis de la historia económica moderna.

Con todo ello, los pasos tomados tampoco se pueden considerar agresivos en su totalidad. Con la justificación del proceso de caídas de precios en Europa que, sin que de momento, se pueda considerar deflacionista se encuentra muy cerca de alcanzarse, el Banco Central Europeo pretende luchar contra este pernicioso proceso mediante estímulos al crédito.

Para ello vuelve a prestar dinero barato, y a largo plazo a los bancos, los conocidos LTROs, pero esta vez vincula estos fondos a la cartera de préstamos de cada entidad. De tal manera que las cantidades percibidas serán proporcionales a los créditos concedidos.

Pero, además, el BCE pone en marcha un programa de compra masiva de titulizaciones de préstamos, por el que los bancos podrán sacar de balance carteras de créditos empaquetadas en títulos, que se conocen por sus siglas en inglés ABS. Las entidades financieras tendrán en adelante mayores motivos para abrir la mano del crédito ya que podrán concederlos sin incurrir en riesgos excesivos. Es una medida que también va encaminada a sanear las cuentas de bancos europeos que con los últimos requisitos de reforzamiento de capital van a necesitar generar resultados para seguir siendo rentables.

El problema de los ABS, o mejor el dicho las dudas que se generan con estos títulos, es el de su correcta valoración. La crisis financiera última partió de una valoración errónea de estos tipos de instrumentos. Por ello, se habla de que el BCE va a promover que sean los propios Estados o entidades de crédito supranacionales los que garanticen total o parcialmente alguno de estos títulos y, con ello, no todo el riesgo sea asumido en el balance del supervisor bancario europeo.

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En definitiva, las medidas tomadas se pueden considerar positivas, aunque tardías y, sin duda, van a contribuir a la recuperación económica europea, a pesar de que como el propio Draghi reconocía, no serán por si solas suficientes. Las políticas de ajustes fiscal y de flexibilizaron en donde sean necesarias, se tendrán que implementar para que el efecto sea el deseado.

De momento, el mercado ha prestado credibilidad a las medidas del BCE, hecho que se refleja en la considerable caída del tipo de interés del euro, lo que va a ayudar a la recuperación económica, y en los descensos de las rentabilidad de los bonos soberanos. Pero se necesita continuidad y rápida puesta en marcha de las medidas anunciadas para los efectos no se disipen y puedan surtir el resultado por todos esperados.

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