Consecuencias de las elecciones en Estados Unidos

Si de algo estamos seguros es de que la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos va[…]

Si de algo estamos seguros es de que la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos va a tener consecuencias económicas, de modo que todos, en mayor o menor medida, tendremos que modificar nuestras previsiones tras este evento.

En el momento de escribir este artículo aún no ha transcurrido una quincena desde la elección, pero los mercados han manifestado ya claramente su veredicto: buen comportamiento de la renta variable desarrollada, subida de las rentabilidades de los bonos gubernamentales de países centrales, especialmente Estados Unidos, y repunte del dólar.
Si bien a todo lo anterior le podemos buscar una justificación económica, no podemos obviar que todavía estamos inmersos en grandes dudas respecto a lo que va a significar la presidencia de Trump: ni sabemos lo que va a hacer finalmente, ni son tan claras e inexorables las consecuencias de sus acciones, aunque se ajusten a nuestras expectativas.
De la reacción de los mercados, deducimos que estos interpretan que va a haber tres líneas de actuación: i) proteccionismo, ii) impulso fiscal por medio de reducción de los impuestos a las empresas y aumento del gasto público en infraestructuras y iii) aceleración de la normalización de la política monetaria.
El proteccionismo explicaría el mal comportamiento que han tenido los mercados emergentes, tanto de la renta fija como de la variable, pues su acceso al principal mercado del mundo va a estar más cerrado que antes. 

El impulso fiscal habrá de calibrarse cuando se anuncie, pero los operadores de mercado han deducido que solo este componente aumenta, al menos un 8 por ciento, el volumen de beneficios del índice S&P 500, corrigiendo así una parte de la sobrevaloración que observábamos en las bolsas del otro lado del Atlántico.

 La aceleración del ritmo de normalización de la política monetaria norteamericana sería el principal elemento que explicaría la fortaleza del dólar frente al resto de divisas porque se va a ampliar el diferencial de tipos de interés de EE.UU. frente al resto del mundo, haciendo más atractivo el billete verde que las demás monedas. Una segunda consecuencia de la normalización sería la subida de rentabilidades de la deuda pública a largo plazo, aunque en este caso también algo ha tenido que ver el repunte de las expectativas de inflación, pues algunas medidas atribuidas a Trump pueden tener consecuencias sobre los precios. 
Si bien todo lo anterior tiene congruencia, pensamos que las líneas económicas de la nueva administración norteamericana no están tan claras, ni las consecuencias serán tan puras y sin efectos ulteriores.

Por ello, en los momentos de incertidumbre recomendamos a nuestros clientes la aplicación de una actuación congruente con una visión a medio plazo y con una composición muy diversificada de su cartera, tanto a nivel de clase de activo como dentro de la misma. 

Si bien el movimiento reciente ha ido en favor de nuestras expectativas: fortaleza del dólar, repuntes de las rentabilidades de los bonos soberanos, etc. no debe ser oro todo lo que reluce. Y son muchos los factores que pueden desencadenar que las actuaciones no sean las arriba citadas ni sus efectos los deducibles siguiendo un razonamiento económico; por ejemplo, un exceso de énfasis en el proteccionismo puede hacer descarrilar a China de su senda económica, provocando un aterrizaje brusco de la misma, con consecuencias dramáticas para todos, incluido Estados Unidos.
Nuestra recomendación en estas circunstancias sigue siendo similar: somos constructivos en renta variable desarrollada y no nos gusta la renta fija desarrollada. Hemos movido nuestro posicionamiento en emergente, tanto de renta fija como variable, a una posición neutral a la espera de acontecimientos.

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