Carles Puigdemont vuelve a toparse con el desprecio de Europa

La internacionalización del proceso soberanista no arranca. El viaje a Bruselas el próximo día 24 del presidente de la Generalitat,[…]

La internacionalización del proceso soberanista no arranca. El viaje a Bruselas el próximo día 24 del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no incluye ninguna reunión con ningún representante de las instituciones europeas, que eluden todo contacto formal con las autoridades catalanas desde que estas iniciaron la deriva soberanista. La delegación, que incluye también al vicepresidente Oriol Junqueras y al responsable de la proyección exterior del «proceso», Raül Romeva, ha sido invitada por tres eurodiputados de ERC y de la antigua Convergència y no vincula tampoco a la institución del Parlamento Europeo.

Fuentes de las instituciones comunitarias confirmaron que no hay prevista ninguna reunión con Puigdemont, que desde que es presidente solo ha sido recibido en Bruselas por el presidente de la región flamenca, actualmente en manos de nacionalistas. Ninguna autoridad que pudiera representar a la UE directa o indirectamente ha aceptado fotografiarse ni con Puigdemont ni antes con Artur Mas desde que este defiende la celebración de un reférendum secesionista. Hasta ahora, la reacción prácticamente unánime tanto de gobiernos como de dirigentes europeos ha sido la de dar la espalda a un proceso que no se ve con buenos ojos en Bruselas.

Naturalmente, otros diputados del Partido Popular o de UPyD han criticado la convocatoria de esta conferencia en la que se van a defender acciones que han sido declaradas ilegales por el Tribunal Constitucional, pero en los hechos cada eurodiputado tiene derecho a invitar a quien crea conveniente. Unos invitan a los alumnos del colegio de su barrio y otros a un torero al que admiran. En este caso han invitado al presidente de la Generalitat.

Gestos «íntimos»

Sin atender a las dificultades del proceso soberanista en la escena internacional -tampoco a las del interior-, Puigdemont vaticinó ayer para 2017 el advenimiento de «una nueva era en la historia» de Cataluña, constituida en una república que, aseguró, será «rotundamente libre, más próspera y más justa». En una conferencia para hacer balance de su primer año y trazar su estrategia para 2017, Puigdemont no modificó un ápice sus planes rupturistas, ni para acelerarlos como le pide la CUP, ni para atenuarlos para poder sumar a los «comuns» de Ada Colau.

Sin explicar cómo pienza hacerlo, el presidente catalán aseguro que su gobierno «garantizará» que los catalanes puedan decidir «en un referéndum que será vinculante y válido». Del mismo modo, pidió a la ciudadanía que ayude a construir la independencia también con gestos individuales, «íntimos».

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