Miles de marineros protestan en Galicia para defender un mar que ven olvidado

Miles de personas se han desplazado a Santiago, pese al mal tiempo, que no los ha desanimado, para protestar en[…]

Miles de personas se han desplazado a Santiago, pese al mal tiempo, que no los ha desanimado, para protestar en una ciudad que no tiene mar pero sí acoge la sede de la Xunta, por un sector, que eligieron como su modo de vida, y al que ven olvidado.

Marineros y mariscadores procedentes de zonas costeras, en casos con turismo propio y en otros en centenares de autobuses costeados por distintos ayuntamientos, han partido después de mediodía de la Alameda en un "día histórico" en el que han buscado mostrar "la unidad" de un colectivo, que ha podido paralizar, han dicho conjuntamente, el anteproyecto de la Ley de Acuicultura.

Consignas centradas en que el mar no se vende y en su "intención" de seguir viviendo de él han coronado la concurrida marcha, seguida por cofradías, ecologistas, sindicatos y representantes de todos los grupos políticos de la oposición en la Comunidad, que han querido acompañarlos en esta acción reivindicativa.

Con paraguas, camisetas con combativos lemas, gritos de dimisión y el sonido de una bocina típica de los puertos pesqueros, todos han pedido un "cambio de rumbo" para no ir hacia una "muerte segura" que no van a consentir, han expresado, tras avisar, en ese sentido, de que esta manifestación solo es "un punto y seguido".

"Nos asiste la fuerza de la razón" y máxime en una tierra que es altamente dependiente de la pesca, que representa el 2 % del Producto Interior Bruto (PIB) y emplea, directa o indirectamente, a más de 30.000 personas.

Ya en el Obradoiro se ha dado lectura a un manifiesto en el que se han declarado "abandonados e indignados" porque ni la Xunta, ni el Gobierno, ni la Unión Europea "nos están defendiendo como merecemos".

De ahí la necesidad de que "el latido del mar sea perceptible" con el objeto de conseguir un cambio en el "obsoleto" sistema de TAC's y de cuotas que únicamente "enriquece a una minoría".

También recursos para avanzar en el conocimiento de fenómenos como los de las mareas rojas, procurar la efectiva identificación y etiquetaje de los productos gallegos y lograr otra forma de proceder en las huestes gobernantes.

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Todo ello redundará, han expuesto, "en más empleo y riqueza" para Galicia, con lo que "hoy estamos aquí porque el mar es nuestro futuro. Santiago no tenía mar, y el mar ha decidido venir a Santiago".

El presidente de la Federación Gallega de Cofradías, Tomás Fajardo, ha destacado que urge "cambiar la forma de hacer las cosas" y que "son muchas las causas que nos traen hoy aquí de una forma pacífica a mostrar nuestro descontento".

El diputado de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) Juan Manuel Fajardo, ha apuntado que sin el mar Galicia no existiría y el presidente de la Plataforma por la Defensa de la Ría de Arousa, Xaquín Rubido, "Xocas", ha reclamado que no se asfixie al sector.

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El secretario general del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, ha insistido en que no se tomen decisiones "de espaldas" a los agentes implicados, porque no es forma de legislar.

El diputado de En Marea Antón Gómez-Reino ha recordado que "hay que estar en la calle porque el modo de vida de tanta gente no se puede poner en peligro".

El todavía portavoz nacional del BNG, Xavier Vence, ha criticado "el abandono y la deslealtad" con el sector pesquero y ha celebrado el "clamor de la ciudadanía", al igual que el portavoz de Pesca de esta organización política en el Parlamento, Daniel Rodas, que ha aplaudido este "grito unánime", el cual no permitirá que el mar "se desmantele".

El histórico político nacionalista Xosé Manuel Beiras ha subrayado que la estrategia de "la brigada de demolición y exterminio instalada en la Xunta" es la de "acabar con todo lo que constituye la forma de subsistencia de la Galicia más popular".

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Y lo hace el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, ha proseguido, al servicio del Ejecutivo de un Estado que es "un establo", razón por la que no queda otra alternativa que no sea la "desobediencia civil y la rebelión cívica", es decir, que "la ciudadanía organizada" sea la que defienda lo suyo, ha concluido.

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