Miró, un embajador de lujo para crear puentes entre Cataluña y Madrid
En menos de un mes Madrid se ha inundado de obras de Joan Miró. El pasado 13 de diciembre la[…]
En menos de un mes Madrid se ha inundado de obras de Joan Miró. El pasado 13 de diciembre la Fundación Mapfre presentó su Espacio Miró, nacido con vocación de convertirse en un centro de referencia para el estudio y la investigación de la obra mironiana. Los herederos del artista hicieron un depósito, por cinco años, renovable, de 65 importantes piezas del creador catalán (están aseguradas en 45 millones de euros) y cinco de su amigo el escultor Alexander Calder, que se muestran desde entonces en su sede del Paseo de Recoletos de la capital. Desde ayer, y hasta el 25 de marzo, la galería Elvira González saca a la venta un relevante conjunto de obras de Miró, que exhibe en su flamante espacio del número 1 de la calle Hermanos Álvarez Quintero de Madrid.
En este caso son 10 esculturas en bronce ?de los años 70 y principios de los 80?, dos pinturas y cinco dibujos, dos de ellos inéditos. Todas las piezas, excepto una de las pinturas («Mujer delante del sol», de 1944, que pertenece a la galería madrileña), son del legado familiar. Es política de la casa no hacer públicos los precios, pero están a la venta a partir de 17.000 euros. Dan buena prueba de la estrecha relación entre Joan Miró y Elvira González una fotografía de ambos de 1978, dedicada por el artista a la galerista en 1980, y el cartel original de una exposición en la galería Theo de Madrid que le envió a Elvira González.
Apareció con ellos bajo el brazo ante la prensa Joan Punyet Miró, nieto del artista y portavoz de la Sucesión Miró, que habla con ABC del porqué de esta eclosión mironiana en Madrid.
?¿Cómo se gestó el Espacio Miró de la Fundación Mapfre?
?Estamos en una situación política absurda de desencuentros. Nuestra obligación como herederos de Joan Miró es crear puentes entre Cataluña y Madrid y ésta era una ocasión única. Es evidente el significado que tiene que estas obras de Miró estén en Madrid y no en otra ciudad española. Queríamos hacer algo aquí. Barajamos varias opciones, pero la Fundación Mapfre es excepcionalmente profesional, su equipo humano es maravilloso. Hace las mejores exposiciones de España y parte del extranjero. Miró es un pintor muy complicado. La gente no lo entiende. Te gusta el color, las formas de sus obras, pero no llegas a la esencia pura de su trabajo. Gracias a este Espacio Miró, poco a poco se entenderá mejor a través de cursos para colegios, talleres, visitas de estudiantes...
?El depósito es por cinco años, renovable, pero ¿tiene carácter de permanencia?
?Sí, claro que sí. Miró estaría feliz. Allí hay pintura. En la galería he querido dar más importancia a la escultura. Hay diez bronces maravillosos. Y el mes que viene se inaugura ARCO. Miró está llegando a Madrid en un momento clave.
?Su abuelo se sentía catalán, español, europeo, universal. ¿Cómo era su relación con Madrid?
?Estaba muy a gusto en esta ciudad. Mi abuelo decía siempre que la unión hace la fuerza y que tenemos que remar todos en la misma dirección. Hay que respetar y valorar lo que tenemos. Hay que poner por encima de todo el interés nacional: el pueblo español unido. Cuando le dedicaron una exposición en el antiguo MEAC, mi abuelo escribió a Bill Rubin al MoMA y le dijo: «Vamos a crear esta nueva España joven, unida, que está naciendo y necesita mi apoyo. Te pido que prestéis mis cuadros». Lo decía un Miró que sufrió el exilio, la Guerra Civil, el franquismo y que abrazó la Monarquía parlamentaria y la Constitución española.
?Y no era precisamente sospechoso de ser afín al régimen...
?Hizo «El sol de España», que regaló a Turespaña para fomentar el turismo. Eso es Marca España. ¿Qué país no tendría envidia sana por ese logo de Joan Miró? Lo hizo para España, no para el País Vasco, ni para Andalucía, ni para Cataluña... Para todo el país.
?¿Cree que ha habido cierto apropiacionismo de la figura de Miró por parte de Cataluña y de Mallorca? ¿Era necesaria esta apertura a Madrid?
?Creo que sí. Al morir, los herederos pagamos el 100% del impuesto de sucesión en obra. Mi abuela se fue a Barcelona, entró en la Fundación Miró y los dos mejores cuadros los regaló al Museo del Prado.
?Se paralizó «in extremis» la subasta en Christie?s de Londres de 85 Mirós del Estado portugués, hoy en la Fundación Serralves de Oporto. ¿Qué papel jugó la familia?
?Evidentemente, queríamos que las obras se quedasen en Portugal. Es una colección única en el mundo: son 85 obras extraordinarias que, durante muchos años, se consiguieron comprar viajando por todo el mundo. O se las quedaba el pueblo portugués o se dispersaba la colección.
?¿Cuáles son los próximos proyectos mironianos?
?Dentro de un mes habrá una exposición en el museo más visitado de Estocolmo. En un año tenemos un proyecto muy importante para el nuevo Museo Botín de Santander. Y, en año y medio, la gran retrospectiva de Miró en el Grand Palais de París, esperadísima durante mucho tiempo.
?Fue un artista muy prolífico. ¿Queda aún mucho Miró inédito?
?Sí, queda muchísimo Miró inédito aún por conocer. Es un pozo de riqueza sin fin.
?La familia Miró tiene obra depositada en muchos lugares.
?Sí, en todo el mundo. Nuestra obligación moral es liberar el pájaro de la jaula. Como heredero del artista no puedo ser ruin y mezquino y guardar su obra en un cajón para que se revalorice. Saco cosas y las expongo siempre para dar a conocer más a Miró entre los jóvenes.
?También sacan piezas al mercado.
?La familia Miró nació rica para morir pobre. Tenemos tantos abogados, tantos casos de falsificaciones, tantas daciones, tantas exposiciones... Vendemos obra para alimentar la Sucesión Miró, que promociona a Miró. No lo escondo. De vez en cuando sacamos piezas a la venta porque el mercado del arte quiere obra nueva. Hay muchísima demanda en todo el mundo. Eso me enorgullece. Mi abuelo trabajó sabiendo lo que hacía, con una coherencia máxima, pero exigiendo no caer nunca en la repetición y evitando ser previsible. Cuando un artista es previsible, ha muerto. Giorgio de Chirico se autofalsificaba a sí mismo. Es dramático.
Trabajador enfermizo
Es el mejor cicerone posible para visitar una exposición de su abuelo. Se conoce todos los detalles de las piezas, que adereza con interesantes anécdotas. Gracias a él descubrimos que Miró era un trabajador enfermizo, que siempre titulaba sus obras en francés, que escuchaba en su taller música de Bach, Mozart y Beethoven; que su esposa, Pilar, no entendía su trabajo («era demasiado revolucionario y transgresor para ella»). Cuando a sus 80 años prendió fuego a cinco lienzos, dijo:«A mi mujer, ni palabra». Pero un día antes de morir pidió papel y lápiz y le escribió a Pilar: «Nunca olvides lo mucho que te quiero». Y eso que Picasso le decía: «¡Pero Joan, siempre con la misma mujer!»
Explica Joan Punyet cómo su abuelo lograba esa pátina tan especial de sus bronces, que reclama tocar: con ácido y un soplete. Nos desvela su fascinación por los objetos, con los que crea un universo metafórico y poético, aunque descolocaba al fundidor: un timbre, una trona, un calzador de zapato, una percha, una lámpara de mimbre de su abuela, un trozo de una palmera, una caja de cartón e incluso un roscón de Reyes... Cualquier objeto se convertía, en sus manos, en puro arte.