Gabarró, el jubilado al que acudió el Ibex
Salvador Gabarró deja la presidencia de Gas Natural tras doce años al frente. Campechano y afable, a sus colaboradores les decía: «Espabila y no vengas a verme hasta que tengas un problema"
Salvador Gabarró Serra (Sant Guim de Freixenet, Lleida, 1935) dijo ayer adiós a doce años como presidente de Gas Natural Fenosa -donde le sustituye Isidro Fainé-, una etapa caracterizada por el crecimiento y la consolidación internacional de la compañía. En realidad, es la segunda vez que se retira porque ya se jubiló en el año 2000 con 65 años; curiosamente, su etapa profesional más conocida la ha desarrollado ya jubilado.
Campechano, afable, con grandes dotes diplomáticas, lo primero que hizo cuando fue nombrado presidente de Gas Natural fue visitar todos los centros de trabajo y saludar personalmente a los empleados. En 2009, tras la fusión con Unión Fenosa, lo repitió. «A mí, el trato personal siempre me ha funcionado bien, me he entendido con la gente y, precisamente, creo que esa es una de las cosas que más me han gustado», cuenta Gabarró. Nunca se ha escondido en el despacho. Durante estos doce años, aunque acudía en coche al despacho se bajaba dos o tres manzanas antes y, lloviera o luciera el sol, caminaba hasta el edificio y se mezclaba con los empleados y empleadas con los que charlaba en el ascensor, preguntándoles a qué se dedicaban dentro de la empresa y «rápidamente se los metía en el bolsillo», según fuentes de su entorno.
Gabarró nació en un pueblo pequeño de la Segarra, Sant Guim de Freixenet, una zona de campo árida de Lleida, especialmente duro por su climatología. El pueblo se le quedaba pequeño para sus aspiraciones y se fue a estudiar a la Escola Industrial d'Enginyers Industrials de Barcelona. Encontró su primer trabajo en Perfumería Parera (Badalona), empresa familiar en la que le encargaron elaborar el proyecto de la nueva fábrica y la gestión del negocio. Sin embargo, casi toda su vida laboral hasta su 'primera' jubilación transcurrió en Roca -empresa familiar que convirtió en multinacional-, donde fue director general de producción y, en 1974, llegó a la gerencia en la que se mantuvo hasta el año 2000, cuando se retiró con 65 años.
Y, tras la jubilación, llegaron los cargos más notorios. En 2003 le llamaron para ser consejero de La Caixa. Así lo explicaba en el libro 'Conversaciones empresariales con Salvador Gabarró' editado por Esade: "En un momento dado, Josep Vilarasau me propuso entrar en el consejo de administración, y lo hice con mucho gusto, porque La Caixa es una entidad encantadora, muy bien gestionada, donde los que la gestionan no necesitan muchos consejos porque saben mucho más que tú. Y es una cosa simpática, agradecida, muy nuestra, y por tanto, me hizo ilusión que tuvieran aquella deferencia de proponerme ir al Consejo".
En octubre del año 2004 fue nombrado presidente de Gas Natural SDG por La Caixa, con lo que volvió de nuevo a la actividad laboral diaria; en marzo de 2009 es nombrado presidente de Unión Fenosa, tras la entrada de Gas Natural en el capital de la eléctrica con un 50,02%. Y en septiembre de ese mismo año, se produce la fusión que da lugar a Gas Natural Fenosa. Una fusión que permitió lograr esa gran compañía energética que se había intentado con la opa lanzada sobre Endesa y que motivó una memorable frase de Gabarró. "Hemos puesto la semillita que dará frutos en nueve meses». A la que el entonces presidente de Endesa, Manuel Pizarro, contestó con que "el ayuntamiento no era consentido". La opa no resultó y Endesa acabó en manos de Enel. Gajes del oficio debió pensar. "La ilusión en una empresa no se acaba nunca, siempre tienes metas nuevas. (.) Cuando tienes más experiencia sólo sufres por lo que depende de ti y no por lo que depende de los demás. Pase lo que tenga que pasar, no nos tenemos que obsesionar por las cosas que no podemos evitar. En este aspecto, los años sí que te endurecen", reconocía Gabarró en estas 'conversaciones empresariales'.
Otra de las anécdotas que se recuerdan de su llegada a Gas Natural es que reunió a los que iban a ser sus colaboradores y les dijo: «Yo soy Salvador", y tomando en sus manos una fotografía que tenía en su mesa añadió: «Y ésta es mi esposa Fernanda, mi hija y mi nieta, mi familia». Una muestra de la importancia que para él tiene la familia, aunque también ha sido muy celoso de su vida privada. La única afición de la que habla es la pesca.
Una larga trayectoria profesional y unas ideas muy claras sobre cómo entendía la dirección empresarial: «Hay que delegar mucho y dar autonomía. Y así puedes tener a mucha gente por debajo de ti, pero a base de no molestarlos, de decirles: «Espabila y no vengas a verme hasta que tengas un problema».